¿Qué ha sido de Josep Borrell?
Josep Borrell protagoniza esta mañana un desayuno político en Madrid, y poco después, a mediodía, asiste a un almuerzo en un club de debate. Dos apariciones mediáticas en el mismo día.
La personalidad, trayectoria y perfil del hoy ministro de Asuntos Exteriores fue uno de los argumentos que se utilizaron para ensalzar la supuesta calidad y competencia del Gobierno que había diseñado Pedro Sánchez.
Su presencia en el ministerio tranquilizó a muchos, respecto a la delicada tarea de las relaciones internacionales de España. Y algo semejante ocurrió hacia adentro en relación con el desafío más grave que sufre este país, la amenaza de secesión de Cataluña.
En efecto, Borrell se había caracterizado por la rotundidad con que se expresaba en contra de la ofensiva nacionalista. El 29 de octubre del año pasado fue protagonista principal de la manifestación celebrada en Barcelona por la unidad de España. Su fogosa intervención ocupó las aperturas de los telediarios y las portadas de los periódicos.
Algo semejante ocurrió cuando sostuvo que "antes de coser las heridas (aludiendo a Cataluña), primero hay que desinfectarlas porque, si no, se pudren". O cuando comentó: "La independencia por las bravas no la va a aceptar nadie. ¿Por qué no les cuentan la verdad a los catalanes".
Eso fue hace casi un año.
Porque estos últimos meses, concretamente desde que es ministro del Gobierno de Pedro Sánchez, se ha producido una espectacular mudanza en las convicciones y en el talante de Josep Borrell. Al menos, por lo que manifiesta públicamente. Y hay que suponer que no finge ni engaña, sino que es sincero en sus afirmaciones.
Desde que es ministro, el Josep Borrell del 29 de octubre ha dicho, en materia que le compete, que no se puede prohibir que la Generalitat tenga "embajadas". Ha comentado públicamente que es "mejor" que los políticos catalanes procesados por intento de rebelión no estén en la cárcel. Y acaba de declarar a un periódico inglés que Cataluña "es una nación"
Por lo visto, Borrell ha claudicado. Se ha sometido a las urgencias y debilidades del actual Ejecutivo, votado y sostenido por los independentistas catalanes, con quienes Pedro Sánchez no quiere el menor roce, por leve que sea, para evitar que se enfaden y puedan dejarle en la estacada retirándole su apoyo. En tal supuesto, tendría que convocar elecciones, algo que pondría en riesgo su perpetuación en La Moncloa.
¿Dónde está el Josep Borrell de hace un año? ¿Ha renunciado a unas posiciones que parecían absolutamente claras, para pasarse también al pasteleo político?
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