José Apezarena

Me han dado cita médica... para dentro de un año

He de aclarar que soy amigo de la sanidad pública. Y también de la privada, por supuesto. Pero, respecto a la primera, mi vinculación resulta más intensa: la tengo casi como ‘mía’. Y con razón, porque he estado varias decenas de años cotizando a la Seguridad Social. Y aún lo sigo haciendo. Así que me creo con algún derecho adquirido, aunque solo sea por veteranía cotizando.

A lo que voy. Como consecuencia de un dolor que me ha aparecido en el hombro derecho, decidí acudir a la Seguridad Social en busca de la ayuda de un traumatólogo. También deseaba vacunarme de la gripe, así que me personé en el Centro de Salud que corresponde a mi domicilio, para concertar una cita de vacunación y otra con la médico de familia, con idea de que ella me derivara al traumatólogo. La médico de familia me la adjudicaron hace un par de años, y solamente he acudido una vez, en abril del año pasado.

En el vestíbulo del Centro de Salud, intenté utilizar la consola informática. Me equivoqué varias veces, rellené multitud de datos, y finalmente pareció que todo estaba en orden. No obstante, por asegurarme, quise confirmarlo en una de las ventanillas. Tras diez o doce minutos de cola, la responsable me dijo que la cita no estaba formalizada porque la máquina no funcionaba. Así que, consultó su pantalla y escribió a mano, en un trozo de papel, un día y una hora. Era la cita con la médico, para una semana después.

En la fecha indicada, 2 de noviembre, volví al Centro de Salud. Como mi citación estaba escrita a mano, tuve que hacer cola de nuevo, casi un cuarto de hora, para que en la ventanilla me concretaran dónde se desarrollaría la consulta. Me informaron de que mi médico de familia no trabajaba ese día, a pesar de que me habían concretado esa fecha a esa hora.

Acudí al piso que me dijeron y a la consulta indicada. A pesar de lo anotado en el papel escrito a mano, y de que había llegado puntualmente, tardé más de media hora en ser recibido. Me atendió una doctora desconocida, a la que expliqué el motivo de mi visita: ser derivado a un traumatólogo para que  me vieran el dolor en el hombro derecho.

Sobre la marcha, la doctora me dijo que no me derivaba, porque -dijo- “los traumatólogos se dedican a operar” y lo mío no era de operar. Me indicó Paracetamol si tenía dolor, y que hiciera movimientos con el brazo esta recuperar la movilidad. No me entregó una tabla de ejercicios.

Intenté exponerle alguna otra circunstancia de salud, pero ella no me escuchaba. Se dedicaba a escribir en el ordenador.

De pasada, le comenté que de vez en cuando notaba una especie de cortinillas en los ojos, no importantes y que no me impedían la visión. Eso sí le interesó. Decidió que tenía que ser atendido por el especialista, el oftalmólogo. Y rellenó un impreso llamado “Interconsulta” que decía: “Prueba. Consulta Primera”. “Motivo: Otras enfermedades del ojo”. Y en observaciones hablaba de lo de la cortina visual, terminando así: “Ruego valoración”.

Me facilitó también un “Justificante de petición de cita”, en el que se especificaba que podía gestionarla informáticamente, o bien esperar a que me llamaran desde el “Centro de Gestión de Citas”.

 

Vistos los muchos fracasos que he cosechado hasta ahora en casi todos mis intentos por gestionar la atención sanitaria mediante aplicaciones como “Cita Sanitaria”, la web de citación, o el terminal de citas existente en los centros de salud, opté por aguardar a la llamada.

A los tres días me telefonearon, identificándose como el “Centro de Citas”. Tras leerle el número identificador que figuraba en el justificante de petición de cita, y consultar su terminal, aquella persona, que se comportó muy correctamente, me concretó la consulta de oftalmología: el 6 noviembre. Pero ¡cuál no sería mi sorpresa, cuando matizó: 6 de noviembre de 2024! O sea, para dentro de un año.

Incluso me facilitó el nombre del doctor. Intenté que no se notara la mordacidad, cuando comenté que parecía complicado afirmar que dentro de un año me atendería ese médico precisamente.

El operario añadió que, una vez pasaran diez días, podía intentar adelantar la cita, llamando por teléfono al Centro de Salud y que, cuando escuchara la contestación automática, marcará primero el número 2 y luego el número 3, y se me informaría de si se había dado de baja alguien que tuviera cita para antes del 6 de noviembre de 2024, en cuyo caso podrían adjudicármela.

He decidido tomármelo con calma, no obstante las muchas décadas que llevó aportando a la Seguridad Social. Es verdad que, en algún momento, se me ha ocurrido intentar un cálculo de la cantidad que he acumulado en todo ese tiempo, pero prefiero dejarlo.

Imagino que no soy el único español al que le ocurre. Lo cual resulta bastante inquietante.

Como se ve, me lo he tomado con calma. Pero me he animado a escribirlo. No creo que sirva de nada, pero al menos me ha sido útil para desahogarme. Que no es poco.

Espero que lo de los ojos no sea nada importante. Ya me enteraré dentro de un año. Dentro de un año si Dios quiere, como se decía en mi tierra.

editor@elconfidencialdigital.es

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