José Apezarena

Pablo Iglesias arrastra al abismo a Podemos

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, en la gala de los Goya en 2016.
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, en la gala de los Goya en 2016.

“¿Usted dimitiría si los resultados para Podemos no son buenos?”, preguntaron a Pablo Iglesias en Los Desayunos de TVE.

Y el líder morado respondió, con aparente contundencia: “Inmediatamente pondría mi cargo a disposición del Consejo Ciudadano y de los inscritos y las inscritas. Fíjese, sin pausa reflexiva y sin desviar la respuesta”.

No lo ha cumplido, por supuesto.

No voy a reclamar a Pablo Iglesias que respete su promesa tras los penosos resultados cosechados por Podemos en las elecciones gallegas y vascas. Pero, de entrada, sí me gustaría que tuviera la honradez, la hombría de dar la cara. Que no se esconda.

Lo ocurrido en las elecciones autonómicas últimas resulta catastrófico. En el País Vasco, Podemos se ha quedado en casi la mitad de los diputados, pasando de 11 a sólo 6, pero en Galicia ha desaparecido del Parlamento, al perder los 14 diputados que tenía. O sea, que han sido barridos.

Repito que no demando a Pablo Iglesias que ponga el cargo a disposición del partido, entre otras cosas porque se trata de unos comicios parciales, no de elecciones generales.

Pero, visto lo ocurrido, sí le pediría algo más que publicar un tuit, que es lo que ha hecho. En su cuenta de Twitter escribió: “Nuestro espacio político ha sufrido hoy una derrota sin paliativos. Perdemos buena parte de nuestra representación en el Parlamento Vasco y quedamos fuera del Parlamento de Galicia. Nos toca hacer una profunda autocrítica y aprender de los errores que sin duda hemos cometido”.

¿Tanto le cuesta dar él mismo una rueda de prensa? ¿Tanto le humilla reconocer derrotas?

Dicen que el “caso Dina” ha podido ser uno de los factores determinantes de la debacle sufrida. En mi opinión, hay otras muchas causas acumuladas. Sin olvidar el dichoso chalet de Galapagar, ahora, por cierto, vigilado por la Policía Nacional y no la Guardia Civil.

 

El problema (para Podemos y para Pablo Iglesias) es que la dinámica de caída no ha parado, sino que continúa.

La última encuesta, publicada por La Razón, muestra que Podemos se deja 680.009 votos y entre 8 y 9 escaños. El doble de lo que ocurría en junio, cuando perdía entre 3 y 5 escaños y 309.979 votos.

Cuentan que dentro del partido se ha abierto un debate sobre si debe radicalizar sus posiciones, para intentar recuperar perfil de izquierdas y espacio en la calle.

Pero me parece que el problema es Pablo Iglesias. Ha centrado tanto en su persona y liderazgo la existencia del partido, que ahora los problemas del número uno han dejado herida de muerte la formación morada.

Carolina Bescansa, uno de los personajes que crearon Podemos (hoy todos ellos se encuentran en el ostracismo), ha hablado de “final de ciclo”. Dice que termina un ciclo que comenzó con el 15-M.

Su reflexión última ha sido especialmente dura: Podemos ha cambiado “el apoyo electoral por poder institucional” y eso le llevará a quedarse sin las dos cosas.

Lo de apostar por acumular poder institucional mira directamente a Pablo Iglesias, socio  de Pedro Sánchez y convertido en vicepresidente segundo del Gobierno. Según Bescansa, eso lo llevará a perder lo uno y lo otro. Y arrastrará consigo al abismo a Podemos.

Y, mientras, sigue callado. Escondido.

editor@elconfidencialdigital.com

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