José Apezarena

¿Pacto educativo? ¡Dinamítese inmediatamente!

Isabel Celáa.
Isabel Celáa.

Siendo portavoz del PSOE en educación, Ángel Gabilondo negoció con el Partido Popular una ley educativa que finalmente consiguió el visto bueno de las dos partes. A punto de firmar el acuerdo, el entonces líder socialista y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le llamó por teléfono en el último minuto para decirle que no se firmaba. El pacto educativo quedó dinamitado.

Las leyes de educación que se han aplicado en este país durante los últimos cuarenta años, desde la transición, han sido en todos los casos regulaciones dictadas por el Partido Socialista, con el corto paréntesis de la Lomce, o ley Wert, nunca puesta en vigor en su totalidad y que ahora va a ser desmontada.

El Gobierno de Pedro Sánchez acaba de aprobar, para su tramitación parlamentaria, la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación, la Lomloe, más conocida como ley Celaá.

A modo de resumen, quita peso a la Religión, da más facilidades a los alumnos para conseguir sus títulos académicos, desprotege la enseñanza en castellano, y borra de un plumazo todo lo que intentó introducir, sin tampoco mucho éxito, el anterior Gobierno.

¿Lo ha negociado con alguien el Gobierno? ¿Lo ha pactado? ¿Ha hablado, en concreto, con las instancias concernidas, es decir, agrupaciones de profesores, padres de alumnos, patronal de la enseñanza, centros concertados, asociaciones estudiantiles...? De ninguna manera. Esto se quiere convertir en un trágala.

Así pues, se va consumar todo lo contrario del tantas veces demandado pacto educativo, que deje tan delicada materia al margen de partidismos y busque ese amplio consenso social que impida la anomalía de las ocho leyes educativas que han estado en vigor hasta ahora, y que, por cierto, han dejado un muy poco presentable balance, al menos de acuerdo con las estadísticas internacionales que evalúan esa materia.

Una de las instancias afectadas, el Foro de la Familia, critica que se haya pasado, "de hablar de un pacto educativo a la exclusión de la mitad de la población. En lugar de avanzar hacia el establecimiento de un modelo educativo como país, independiente de quién esté en el poder, que deje a las ideologías e intereses partidistas fuera de las aulas, se presenta una norma liberticida y totalitaria, con muchas posibilidades de volver a ser derogada cuando haya un cambio de Gobierno".

"Las prisas del Ejecutivo en aprobar una ley educativa de un marcado sesgo ideológico, y que supone un ataque frontal al derecho y a las libertades fundamentales de miles de familias, profesores y centros escolares, son impropias e inadecuadas para tratar una materia tan sensible y fundamental",

El Gobierno "quiere legislar una materia tan importante como es la Educación para imponer el control de los poderes públicos sobre las conciencias de los menores y provocar a una buena parte de la sociedad. Este Gobierno insiste en los ataques a la libertad y derechos fundamentales de quienes discrepen de su ideología".

 

Concluye que "las formas para presentarla y el contenido de esta norma son una provocación a más de la mitad de la sociedad para salir a la calle".

Algo se veía venir, cuando la ministra de Educación, Isabel Celáa, afirmó que la Constitución no avala la libre elección de colegio, palabras pronunciadas a mediados de noviembre que soliviantaron a Escuelas Católicas, que agrupa a 6.000 centros concertados religiosos donde estudian 1,2 millones de alumnos.

Como ha dicho Carlos Herrera "las Celáa que envían a sus hijos a colegios privados, eliminaría la concertada si pudieran".

¡A por la enseñanza concertada, a por la asignatura de religión! parecen los eslóganes principales de esta reforma. Por no hablar de la posibilidad de aprobar el Bachillerato con una asignatura suspendida, que provocará que los estudiantes decidan por su cuenta qué materia no estudiar para así ahorrarse el esfuerzo. Total... O de la desprotección de castellano.

¿Un pacto educativo en España? ¡De ninguna manera! ¡En esta materia no estamos por el acuerdo sino por la imposición! ¿Diálogo, democracia? No y no. Y a más de la mitad de España que les zurzan.

editor@elconfidencialdigital.com

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