José Apezarena

No puedo coger el teléfono pero te respondo el whatsapp

Están cambiando las claves de la comunicación entre personas casi sin darnos cuenta. Se muestra en la aparición de nuevos hábitos, en su mayoría involuntarios e irreflexivos, que se imponen sobre nosotros sin que seamos conscientes de que ello es así, ni tampoco sepamos por qué prevalecen.

Una de esas alteraciones, que he testado en numerosas ocasiones últimamente, es la realidad de que son muchos los interlocutores que no cogen el teléfono cuando se les llama al móvil, a pesar de tratarse de personas conocidas, amigas y hasta íntimas, porque se encuentran ocupados, porque no es el momento más oportuno o por lo que sea. Y que, sin embargo, responden inmediatamente, al instante, sobre la marcha, cuando lo que les llega es un whatsapp. Hagan la prueba y lo comprobarán.

Desconozco qué mecanismo entra en funcionamiento para provocar tal reacción. De forma inadvertida, parece que se impone la sensación de que atenderlos es mucho más urgente que la llamada telefónica. Y por ello se responde sobre la marcha, casi de forma compulsiva e inevitable.

Como consecuencia, en estos momentos resulta mucho más contundente, más eficaz, el corto mensaje de un whatsapp que el telefonazo, el mensaje en el buzón de voz y que el correo electrónico. La contestación llega de forma inmediata.

Hoy por hoy, en esta aparente competición de urgencias está saliendo claramente perdedor el e-mail.

No se sabe por qué, pero tendemos a aplazarlo para después, para más tarde, y muchas veces se queda para el final e incluso sin contestar, sepultado por la llegada de otros textos que se van acumulando. Algo que, como digo, no ocurre con los whatsapp. ¿Por qué será? ¿Tal vez porque es muy fácil y exige poco trabajo?

Hagan la prueba y me dicen.

 
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