José Apezarena

¿Qué ha recibido Pedro Sánchez a cambio de entregar el Sahara?

Begoña Gómez y Pedro Sánchez.
Begoña Gómez y Pedro Sánchez.

El terremoto que está sacudiendo la política exterior de España, que se ha llevado por delante las relaciones con un país muy peligroso para nosotros, Argelia, no ha concluido. Van a venir otras consecuencias, y en principio todas ellas negativas.

Sin embargo, todavía no han alcanzado seriamente al principal protagonista, el presidente del Gobierno.

Algunos medios ‘amigos’, empezando por El País, trataron en un primer momento de desviar la atención hacia el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, diciendo que compañeros de Gabinete le echaban en cara haber cometido un “error de cálculo”.

“Error de cálculo”. Así calificaron la catástrofe provocada por la súbita e inesperada decisión de cambiar la política de España respecto al Sahara y que es el origen de todos estos disturbios.

Aquello fue un intento vano, porque pronto empezaron a apuntar al presidente. Hasta la Cadena SER entró por esos terrenos, hablando de error de cálculo de Pedro Sánchez.

Porque el responsable inmediato y directo de lo que viene acaeciendo no es el ministro Albares. Es el presidente del Gobierno.

¿Recuerdan aquel diálogo de Pedro Sánchez durante una entrevista?  “¿La Fiscalía de quién depende? ¿De quién depende?”. Cuando el periodista dijo que “del Gobierno”, Sánchez subrayo: “Pues ya está”.

A finales de enero, durante un desayuno informativo, plantearon al ministro Albares las críticas de Podemos a la política de España respecto a Ucrania. ¿Y qué respondió? Que “la política exterior la marca el presidente del Gobierno”. Como diría Sánchez, “pues ya está”.

Así que se equivocan los analistas y los medios. Y se equivoca la oposición dirigiendo sus misiles hacia el ministro de Exteriores.

 

No soy amigo de ‘teorías de la conspiración’, pero este asunto tiene calado como para preguntar qué está pasando. Qué ha pasado. No nos encontramos ante un simple “error de cálculo”. Esto tiene que ser algo gordo.

Lo dijo García Page:Algo grande ha debido de haber para el giro que se ha producido en la distancia diplomática con Marruecos”.

Grande y súbito. Algo imprevisto, ante lo que ha sido preciso reaccionar sobre la marcha rompiendo la política de décadas sobre el Sáhara. Por supuesto sin consultar a nadie, pero también sin preguntarse por las consecuencias. ¿A quién se le ocurre, por ejemplo, tomar una decisión así en plena crisis energética, sabiendo que el 50% del gas que consume España procede de Argelia?

Alguno lo ha atribuido a presiones de Estados Unidos. Pero, si ese hubiera sido el motivo, ¿a qué esas prisas? Sánchez podía haber procedido con orden, consultando al Congreso de las Diputados, buscando consensos, anunciándolo en forma y manera y no con una carta mal traducida que difundió Marruecos...

La falta de una explicación suficiente ‘autoriza’ de alguna manera que se planteen hipótesis sobre los motivos de la decisión adoptada. Y también sobre qué ha logrado Pedro Sánchez. O, en su caso, qué ha conseguido parar o tapar.

Esta última pregunta resulta pertinente, habida cuenta de las escuchas sufridas por el teléfono del presidente y el protagonismo que se ha adjudicado a Marruecos, el gran beneficiado del giro dado a la posición sobre el Sahara.

Los teorías que circulan sobre el trasfondo de la decisión del presidente resultan altamente inquietantes. Para su persona y para su entorno más cercano, incluyendo a su esposa.

Se impone una clarificación, o la situación previsiblemente empeorará.

editor@elconfidencialdigital.com

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