José Apezarena

Carmena no es de mucho cenar

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, no asistió el martes, por la noche, a la cena de gala en el Palacio Real ofrecida por los reyes al presidente de Perú, Oyanta Humala, y su esposa.

Algunos periodistas preguntaron esa noche a los responsables de prensa de Zarzuela sobre la ausencia, y la única respuesta que obtuvieron fue: "Nosotros decimos quiénes asisten, no quién ha sido invitado". No ayudaron mucho, la verdad.

La realidad de lo ocurrido es que doña Manuela Carmena fue, por supuesto, invitada por la Casa del Rey a estar presente en esa cena de Estado, pero no acudió.

El protocolo oficial marca, de forma automática, que para estos eventos se curse invitación a las autoridades del Estado, a las autonómicas y a las municipales. Y la praxis habitual hasta ahora ha sido que todos ellos asisten, como parte de las obligaciones del cargo.

Por tanto, para todos ellos, y por tanto para la presidenta de la Comunidad de Madrid como para la alcaldesa de la capital, la presencia en actos oficiales como el indicado forma parte de sus responsabilidades, del trabajo de representación que les ha caído encima.

Manuela Carmena fue preguntada ayer por la no presencia en la cena del Palacio Real. La respuesta fue: "Yo no soy de mucho cenar".

Respuesta equivocada, en mi opinión. La asistencia de la máxima autoridad municipal de Madrid a estos eventos no puede depender de gustos, aficiones o manías, porque, entre otra cosas, representa a todos los madrileños y en su nombre comparece públicamente.

Se trata de una asistencia preceptiva, obligada, salvo casos de fuerza mayor debidamente justificados, de imposibilidad física, por prescripción médica, etc. Lo contrario, además de una descortesía, es no cumplir con lo que sus obligaciones marcan.

Cuando una persona concurre a unas elecciones, para ocupar un cargo de servicio público, sabe también a qué se obliga. No puede decir después que no conocía lo que le iba a suponer.

 

Ser alcaldesa de Madrid proporciona, por supuesto, algunas ventajas. Pero también tiene sus servidumbres. Una cosa va con la otra. Y no es admisible lucrarse de las primeras y eludir lo demás. Aunque uno/a no sea de mucho cenar.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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