Rajoy, a Galicia
Terminé ayer esta sección preguntándome si el PP y Rajoy se rendiría. Apunté que el partido desde luego que no lo iba a hacer. Y añadí que Mariano Rajoy "parece que tampoco". No acerté.
Es cierto que estaba en su cabeza la opción de resistir, y de mantenerse al frente de su partido. Pero lo preguntó a los principales dirigentes, antes de la ejecutiva de esa mañana, y se encontró con que la mayoría de los barones regionales eran partidarios de una salida suya, y además de forma rápida.
El argumento que le dieron fue que había que empezar cuanto antes el proceso de recuperación, también con vistas a afrontar las elecciones autonómicas y locales de mayo con mayores garantías. Asumió esa opinión, y decidió marcharse a casa.
Uno de los lectores habituales de esta columna, y frecuente opinador con atinados comentarios, es JP R. De él tomo la sugerencia para el inmediato futuro de Mariano Rajoy que publicaba ayer.
Propone que el hasta ahora presidente del Gobierno copie lo que aplicó "quien fue su maestro", es decir, Manuel Fraga. Y que, como él, vuelva a Galicia para presentarse a la presidencia de la Xunta. JP R considera que "sería un buen presidente regional de los gallegos".
La idea no está mal tirada. Si Alberto Núñez Feijóo se atreve a dar la batalla por la presidencia nacional del PP, y por tanto por la presidencia del Gobierno, en Galicia quedaría una plaza vacante que podría llenar, sin demasiados problemas, un recuperado Mariano Rajoy.
Y, por lo que hace a la gestión de la autonomía gallega, desde luego, la experiencia acumulada por Rajoy en estos siete años al frente del Gobierno de la nación podría resultar especialmente útil.
De todas formas, para una solución de este tipo habrá que esperar un poco. Pero, mientras, a lo mejor Rajoy empieza a pensárselo.
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