El cine nos roba
Uno de los grandes éxitos mediáticos del independentismo catalán fue el eslogan “España nos roba”. Se trata de un argumento que, obviando la cabeza, apunta directamente a los hígados. De ahí su contundencia y efectividad probada.
Bueno pues resulta que, modificando un poco los términos, el cine nos roba.
Acaba de desvelarse una trama corrupta en la industria de la promoción y la exhibición, el llamado "taquillazo", consistente en que numerosas salas de cine llevan años falseando al alza los datos de espectadores para beneficiarse aún más de las subvenciones a las películas españolas.
Los procedimientos han consistido en inventar sesiones y falsear taquillas y recaudaciones, y las investigaciones judiciales se ciñen solo a los cinco últimos años, desde el 2015.
El Gobierno concede ayudas que pueden llegar a 1,5 millones de euros cuando la película, además de cumplir otros requisitos, la ven un mínimo de 60.000 espectadores (30.000 para las de versión original no española). Si la salas falsifican los datos de asistentes, que es lo que está siendo investigado por cuatro juzgados, las ayudas a las películas resultan un fraude. Tal cual.
Uno de los casos llamativos se produjo cuando el inspector del ICAA (Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) acudió a una sala en Madrid, levantó acta de que el único espectador era él mismo, pero la declaración de la empresa escribió 132 asistentes. O sea, multiplicó por cien la cifra.
La investigación de la fiscalía, que por ahora se concreta en 42 películas, alcanza a productoras, distribuidoras y salas de toda España. Y, tal como se ha publicado, afecta a personas tan conocidas como Enrique González Macho, José Luis Garci y Gerardo Herrero. El primero abandono inesperadamente la presidencia de la Academia del Cine en febrero pasado, con el argumento de que deseaba dedicarse más a su trabajo.
Las ayudas a la amortización concedidas al cine español alcanzaron en 2012 los 34,4 millones, en 2013 fueron de 24,3, y en 2014 llegaron a los 53,4 millones de euros. Un dinerillo. Y, por lo visto, fraudulento en bastantes casos. Listos, estos del cine...
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