El ‘efecto Carmena’, una amenaza para Rajoy
Cuando se escucha a dirigentes del Partido Popular, sobre todo los que están directamente relacionados con la campaña, la impresión es que se sienten relativamente preocupados, solo relativamente, por el resultado de las próximas elecciones generales.
Saben, por supuesto, que no van a ganar con mayoría absoluta, pero muestran cierta confianza de fondo en que el PP obtendrá un resultado suficiente como para poder formar Gobierno con relativa facilidad.
Han diseñado una campaña aparentemente elemental, nada sofisticada, que tendrá su base en tres pilares principales: estabilidad, experiencia y España.
Estabilidad frente a la incertidumbre de otras fuerzas como el PSOE, que consideran un partido que no es de fiar y con un liderazgo débil y en entredicho. Y ante las incógnitas que plantean las nuevas formaciones, aún por estrenar, llamadas Ciudadanos y Podemos. La continuidad del PP en el Gobierno sería, por tanto, garantía de estabilidad en el país, un dato que en principio los votantes apreciarán.
Experiencia, porque consideran (y así intentarán explicarlo) que Mariano Rajoy ha gobernado cuatro difíciles años y ha salvado al país de la quiebra económica, frente a los otros tres líderes, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, que nunca han gobernado y por tanto no han acreditado ninguna capacidad de gestión.
Y finalmente España. Un principio que se manejará en relación sobre todo con el problema de Cataluña, tratando de argumentar que con Rajoy ese desafío tiene solución pero no con los otros candidatos.
Los expertos electorales del PP esconden sin embargo un disimulado temor. Lo que algunos denominan 'efecto Carmena'. O sea, que ocurra a nivel estatal algo parecido a lo que sucedió en el Ayuntamiento de Madrid. Es decir, que, de repente, de forma inesperada y a última hora, una opción negativa se convierta en creíble y válido de forma general. Una posibilidad que podría formularse y resumirse así: "Si es para echar a Mariano Rajoy, yo me apunto". Y que eso aglutine a todos los demás. A todos.
A eso sí que le temen porque, si se desatara el 'efecto Carmena', ya no habría solución, ni tiempo para intentar arreglarlo.
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