José Apezarena

El gallinero

Ya se han destapado el gallego Núñez Feijóo, el extremeño Monago, la delegada Cristina Cifuentes, la alcaldesa de Zamora... y eso que aún no le han puesto un micrófono en la boca a Celia Villalobos y a otros declarados 'progresistas'.

El Partido Popular vuelve a dar la sensación de ser un guirigay, ahora a propósito de la iniciativa del Gobierno, el Gobierno del PP, no se olvide, de reformar la legislación sobre aborto que impuso Rodríguez Zapatero.

Han estado callados como muertos mientras desde La Moncloa se adoptaban una catarata de medidas que contradecían lo más íntimo del programa electoral y de la propia ideología del partido, y que han percibidas por el electorado como auténticas traiciones.

El PP prometió no subir el IRPF, no tocar las pensiones, ni la sanidad, ni la educación, crear millones de puestos de trabajo, despolitizar el Consejo del Poder Judicial. Han aumentado las listas de espera, se ha implantado el copago sanitario, hay que pagar medicamentos para enfermos graves y crónicos, se han reducido las becas...

Rajoy aseguró que fomentaría el ahorro con una deducción del IRPF para la nueva vivienda, que los autónomos y las pymes no tendrían que pagar el IVA hasta que cobren las facturas...

Salen a la calle los más fieros etarras junto con asesinos múltiples y violadores, el rescate bancario costará decenas de miles de millones y prometieron que no costarían nada a los españoles, el crédito no fluye...

Y han estado callados

Corrupción en la Comunidad Valencia, los casos Gürtel y Bárcenas han puesto en entredicho la financiación del partido durante años, e incluso la limpieza de los procesos electorales, y amenazan con llevar al banquillo a algunos de los más conocidos dirigentes...

 Y han permanecido callados.

 

Por eso, sorprende mucho escuchar ahora a altos dirigentes del PP y a presidentes autonómicos poner a caldo a su Gobierno por la reforma de la ley del aborto, que es una de los pocas promesas electorales que va a cumplir.

A ello se añade que produce la impresión más de ser un gallinero alborotado que un partido serio, coordinado y cohesionado. Ya se ha comentado repetidamente que, desde hace tiempo, el PP parece un partido desgobernado.

El guirigay que ha estallado en el PP de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal sería, desde luego, impensable en el PP de José María Aznar y de Francisco Álvarez Cascos. Bueno, en cualquier partido que merezca tal nombre y no esté acomplejado.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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