La niña Chacón
Al lado de la famosa ‘niña de Rajoy’ existe también otra ‘niña’, ésta de José Luis Rodriguez Zapatero. Me refiero a Carme Chacón.
Chacón era la candidata a suceder al actual ocupante de La Moncloa, si las cosas hubieran discurrido de otra manera. Es decir, si la sucesión en la presidencia del Gobierno hubiera estado asegurada.
La amarga previsión de una derrota, más aún, de un cataclismo electoral, ha llevado a los socialistas a fijar sus magras esperanzas en Alfredo Pérez Rubalcaba, desbancando a la ‘niña Chacón’.
Ésa fue una operación muy traumática, que la afectada vistió de una llorosa retirada.
En la que sin embargo, ya enseñó las uñas, cuando afirmó que renunciaba para “no poner en riesgo la unidad del partido, la imagen de Zapatero y la estabilidad del Gobierno”.
La acusación iba directamente contra su rival, Rubalcaba, quien, con la complicidad de Patxi López, amenazaba con provocar un congreso extraordinario del PSOE si se mantenía la idea de celebrar unas primarias que él no deseaba de ninguna manera.
Carme Chacón sigue con las uñas fuera, aunque en esta ocasión contra el PP y CiU, a los que ha acusado de querer imponer una “moral retrógrada”.
Respondía así a la propuesta de Jorge Fernández Diaz de reformar “en profundidad” la ley del aborto, y a las palabras de Durán y Lleida diciendo que hay que ir a un psicólogo para curar la homosexualidad.
Ha vuelto, pues, a dar muestras de dureza ideológica, y también de talante, que, sin embargo, en la medida de lo posible, trata de esconder.
Y se ha puesto también de parte de los del 15 M, afirmando que la gente salió a la calle para pedir respuestas, solicitar un reparto más justo de la riqueza y demandar una mejor democracia. Se lo olvidó que ella ha permanecido siete años en el Gobierno, y por tanto que algo tiene que ver con carencias semejantes.
A día de hoy, la ‘niña Chacón’ no ha renunciado, ni mucho menos, a su objetivo de convertirse en líder del socialismo español. Para ello, tal como se ha contado en estas páginas, no deja de maniobrar, arropada por experimentados consejeros.
En fin, que, como decía aquel viejo chiste, hablando de una disputa y de una riña, Carme Chacón no es tan niña.
