Algo le pasa a Rubalcaba

Por segunda vez en muy poco tiempo, el otrora candidato estelar ha decepcionado. A propios y extraños.

La última ocasión ha sido estos días, en el plenario del Grupo Socialista con motivo de la constitución de la Cámara. La primera ocurrió en el Comité Federal celebrado tras el desastre del 20-N.

Quienes le han escuchado y visto en esos foros dicen que está frío, funcionarial, sin vibración, externamente con encefalograma plano, casi como un pasota.

Y que, ni entonces ni ahora, Alfredo Pérez Rubalcaba ha dado la impresión de que tenga claro lo que piensa hacer.

Eso ha dejado helados a sus propios compañeros, pero también a quienes, desde fuera, están esperando un gesto suyo, un arranque, una señal.

Sin embargo, no parece previsible que Alfredo Pérez Rubalcaba haya tirado la toalla. Alguna baza está jugando, pero por ahora desconocida.

Él sabe que Carme Chacón, su principal rival, y por ahora única, no se ha quedado paralizada. Más bien todo lo contrario.

¿Pretende hacerse de valer, dejarse querer, que le llamen y supliquen? ¿Está en alguna oculta operación?

 
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