La “pena de carretilla” e Iñaki Urdangarín

Iñaki Urdangarín recibirá en su momento la sanción penal que le corresponda, si es que así lo determinan los tribunales.

Y, por supuesto, merecerá la sanción social que sus comportamientos merezcan, una vez se clarifiquen del todo esas actuaciones desde el punto de vista moral y de ejemplaridad.

Pero, al mismo tiempo, creo que tendría que habérsele ahorrado la “pena de carretilla” que se le ha aplicado.

Me refiero al tosco espectáculo, al lamentable y chusco episodio, del traslado de su imagen de cera en una carretilla desde las cercanías de la Familia Real hasta la zona de los deportistas.

La escena me parece inadmisible, por lo ridículo y ridiculizante que es. Tanto, que jamás debería repetirse. Ni en su caso, ni en el de nadie. Aunque entiendo que para el museo suponga una contundente publicidad gratis. Pero en el episodio se le falta al respeto más elemental.

Ya se cometió ese error con el duque de Lugo, con el envío en carretilla hasta un burladero, y no debería haberse repetido.

Insisto. Castigo judicial, el que corresponda y sin paliativos. Sanción social, la más dura, si lo merece. Pero no se le debe ridiculizar. Ni a él ni a nadie.

No a la “pena de carretilla”.

 
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