Yo he visto perder a España

Quizá la selección española de baloncesto consiga una medalla en la Olimpíada de Londres. Incluso es hasta probable.

Y, si lo logra, será totalmente merecida, porque habrá tenido que vencer a combinados muy potentes.

Si tal ocurriera, se olvidará todo lo acaecido hasta ese instante mágico: los éxitos borran con enorme eficacia.

Y muy probablemente nadie recordará la derrota del lunes ante Brasil, por la que, al ser terceros de grupo, eludiremos a Estados Unidos y tendremos más sencillos llegar a zona de medallas.

No puedo afirmar que España se dejó vencer. Pero sí tengo la impresión, incluso la convicción, de que no quiso ganar.

Ese último cuarto, en el que la selección encajó un contundente 31-16, con Calderón y Navarro, por ejemplo, en el banquillo, y con Rudy Fernández semi utilizado, no fue nada normal.

Es posible, repito, que el equipo de baloncesto hasta logre una medalla. Pienso que son un conjunto poderoso, capaz de ganar a cualquiera (salvo a Estados Unidos).

Si lo logra, enhorabuena. Y hasta me alegrará. Pero lo ocurrido el lunes no me ha gustado. Quizá es que uno es poco práctico y demasiado romántico.

 
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