Muere un militar español en la guerra de Zapatero

Parece que estos días se suceden las malas noticias para el Gobierno, para el PSOE, para sus líderes y para el candidato.

Este domingo se conoció el trágico fallecimiento en Afganistán de un militar español. El sargento Joaquín Moya Espejo perdió la vida por disparos de la insurgencia talibán, en un territorio donde nuestras tropas se encuentran con la anuencia de Zapatero, Chacón y el Ejecutivo socialista en pleno.

Mezquino me pareció en su día que el todavía líder socialista hiciera sangre del error de Aznar de implicar a España en la guerra de Irak. Porque con los muertos no se juega. Pero como digo, a Zapatero no le importó.

Se dedicó a lanzar mensajes que le dieron réditos políticos. Todavía recuerdo, por ejemplo, cuando se saltó la reserva que tanto exigía sobre su vida privada para contar aquella anécdota doméstica protagonizada por una de sus hijas.

Zapatero salía de casa en una ocasión hacia una cumbre de jefes de Gobierno, cuando fue a la habitación de las niñas para despedirse de ellas. En ese momento, según el relato del presidente, escuchó aquello de: “Papá, dile a Bush que no haga más guerras”.

Es lo que tiene la vida: el tiempo acaba por poner las cosas en su sitio.

Utilizando la misma demagogia que uso Zapatero en su día, alguien podría recriminarle hoy al inquilino de La Moncloa la muerte de otro soldado español en la guerra a la que él nos llevó.

 
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