Oye, ¿y qué hay de lo mío?

De un tiempo a esta parte no dejo de escuchar la misma cantinela: "Yo estoy a la espera de un puestito". "Sí, creo que me tocará algo".

Se refieren a la llegada a La Moncloa de Mariano Rajoy, evidentemente. Y hablo de periodistas muy barbados, veteranos profesionales de la comunicación (hombres y mujeres) hechos y derechos.

No hablo de un caso, ni de dos, ni de tres.

Algunos están convencidos de que la vida les va a cambiar a partir del domingo y hacen todo lo posible por salir en la foto.

Ojo: motivos para la esperanza pueden tener. Porque el cambio de Gobierno anuncia una buena movida de recolocaciones en cientos de puestos relacionados con el Ejecutivo.

Por cierto, que antes de entrar hay que dejar salir. Hay muchas personas que buscan desde hace meses acomodo. Porque fuera, en el paro, hace mucho frío. En este sentido, el Grupo Prisa tiene una papeleta de cuidado: no en balde ha sido la compañía que más periodistas ha dado al Ejecutivo socialista.

Pero a los que se marchan habrá que relevarlos. Y como digo, conozco varios casos de personas (con nombre y apellidos) que están convencidísimas de que les va a tocar algún carguito gubernamental: asesor, jefe de prensa, consultor, analista, portavoz, agitador en nómina...

Alguno afina dando una puntada con hilo, más sutil si cabe, tras haber fichado recientemente a un beligerante hombre de derechas. Este empresario espera haber contratado a un 'conseguidor'. Confía en que su presencia en la compañía (y su buena entrada en algunos despachos de la calle Génova) le permita lograr en un futuro próximo lucrativos encargos gubernamentales.

 
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