Rajoy está tardando en fichar al ejecutivo del maniquí

Vamos a salir de la crisis. Lo he visto claro. Con tanto ingenio como derrocha el españolito medio, está claro que la crisis que padecemos ha sido sólo un tropezón. En unos años, volvemos a estar en el candelero. Fíjense si no, en el personaje que acaba de ser sorprendido con un maniquí de mujer en el coche para poder utilizar el carril extra de entrada a Madrid.

La cosa tiene su miga. La ley exige que el coche que se beneficie del carril suplementario y reversible que la Guardia Civil suele habilitar en la autopistas (para descongestionar el tráfico en horas punta) lleve dos o más ocupantes. Pues bien. Aquí tienen a un joven ejecutivo de las afueras de Madrid instalando, cada mañana, al muñecote en el asiento del copiloto para dar el pego.

Sorprende el trabajo que le ha llevado. La acompañante va perfectamente ataviada. Gafas de diseño, peluca, fular, cinturón de seguridad abrochado, mantita suplementaria... un primor.

La caracterización es tan brillante que yo no descarto que el conductor haya tenido hasta un mínimo asesoramiento femenino. Por lo que el suceso nos lleva a vislumbrar incluso una picaresca de alcance familiar y con bastante retranca.

¿Se imaginan, por ejemplo, el trabajo de instalar el muñeco en su sitio cada mañana?

Porque el armatoste es de quita y pon, de eso no cabe duda. Una vez dentro de la ciudad, nuestro protagonista optaría cada día por doblar a su vecina discretamente por la mitad y taparla con la manta. En caso contrario, uno se puede imaginar la escandalera que se podría organizar en cada semáforo:

-- ¿Oiga? ¿Departamento de psiquiatría de La Paz? Sí, tengo a mi lado un perturbadillo que viaja en el coche junto a una figura de látex. ¿Cree usted que es muy grave? ¿Le digo algo o mandan directamente la ambulancia?

 

No. El muñeco es de quita y pon.

Pero además del trabajo de acicalar cada jornada a la muchacha, nos podemos imaginar también al protagonista hablando durante el trayecto con su acompañante:

-- “Rosamund, ya estamos llegando, no te apures”; “ahora estate quieta que pasamos a los picoletos”; “hay que ver cómo está la prima de riesgo, ¿verdad?, esto es un horror”; “no te vengas abajo y mantente erguida que me desgracias”...

En cualquier caso y dejando a un lado la surrealista estampa, insisto en que la cosa tiene su mérito. Por falta de ingenio, que no sea. Por eso digo que Rajoy está tardando en fichar para su gobierno al ejecutivo del maniquí. El chico tiene madera. Con gente así, seguro que salimos de esta.

Más en twitter: @javierfumero

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