Va a ser mejor presidente que líder de la oposición

Me lo recordó el otro día un amigo: “Ya te lo dije yo, ¿te acuerdas? Rajoy va a ser mejor presidente que líder de la oposición”.

Es cierto. Me lo dijo hace ya varios años, cuando había mucha tela que cortar y un cambio de inquilino en La Moncloa era todavía una quimera. La verdad es que la predicción se está demostrando certera.

Ejercer de opositor exige un perfil propio de esos futbolistas que actúan de mediocentros corajudos, broncos, que no evitan el contacto, que no se amilanan y que destilan incluso una pizca de mala sangre.

Rajoy nunca ha sido así. Le gusta la moderación, el debate sosegado, leer el Marca, fumar puros, seguir el Tour de Francia, dejar pudrir los problemas para que sea el propio pus quien expulse la astilla que se había incrustado. Es más bien otra cosa.

Por eso ahora, al frente del Ejecutivo, cuando lo que se necesita es un hombre templado, previsible, sensato, parece lucir mucho más.

El último ejemplo de su estilo gris de gobernar, de motor diesel pero con turbo, es el golpe de autoridad que acaba de escenificar ante Bruselas, al fijar el déficit público para este año en el 5,8%.

Se trata de un doble tirabuzón con salto mortal realizado a la vista de toda Europa… pero con red debajo. Parece que habría pactado previamente con los principales líderes europeos ese gesto, con la promesa de cumplir (sí o sí) en 2013.

Veremos si las cosas le siguen saliendo bien.

Más en twitter: @javierfumero

 
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