Javier Fumero

Los barones del PP no mueven ni una ceja

¿Hay crisis interna en el Partido Popular? ¿Hay división? ¿Se está pidiendo realmente desde dentro la retirada de Rajoy? ¿Hay fractura?

Preguntas pertinentes ante lo que ha sucedido estos los últimos días.

El ex presidente de la Comunidad de Murcia, Alberto Garre, ha reclamado en declaraciones a la Cadena SER la renuncia de Mariano Rajoy: “el mejor servicio que podría hacerle al PP y a España”, ha dicho. Además, explicó que existe “un clamor silencioso en el PP” para que esto se produzca.

Jaime Ignacio del Burgo ha publicado un artículo en El Mundo pidiendo que el presidente dé un paso atrás para facilitar una renovación a fondo del partido. Ante el castigo electoral sufrido y la imposibilidad de formar gobierno.

Después está ese movimiento llamado Red Floridablanca, una organización de jóvenes simpatizantes del PP que acaban de pedir abiertamente la dimisión de Rajoy, al que responsabiliza de la situación del país y le culpa también de que después de dos meses de las elecciones no haya Gobierno.

El tema no es baladí. Porque hablamos del partido político español más disciplinado, famoso por su tradicional unidad en torno al líder, su apoyo sin fisuras a la cabeza y la habitual ausencia de voces discrepantes.

Tan es así, que los pocos que alguna vez han decidido ir por libre han recibido el apelativo de ‘verso suelto’. Siempre han sido tratados como auténticos seres de otro planeta. Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón y José Antonio Monago entran dentro de esta categoría.

Pues bien. Lo que a mí me cuentan ahora es que los barones están a muerte con Rajoy. Sin excepción. No hay ahora la menor discrepancia interna.

No digo –porque no me consta- que todos estén encantados con la ejecutoria de Rajoy. Digo que ninguno de los principales dirigentes regionales (que cuentan con el respaldo de los cuadros ‘populares’ diseminados por España) está ahora en ninguna operación para descabalgar al presidente del Gobierno en funciones. Ninguno pide su relevo.

 

Aseguran, cada uno a su manera, que no es el momento de abrir este debate. Ahora no toca.

Por lo tanto, la conclusión es clara: estas voces discrepantes no van a ningún lado. No tienen recorrido. Son flor de un día, por más que vayan de plató en plató viviendo su minuto de gloria. Sin respaldo interno, todo este show se diluirá como un azucarillo. Todo quedará en nada.

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato