La soledad de Alberto Ruiz Gallardón

De la ejecutoria de los actuales ministros, ahora que se va a cumplir un año de su llegada al poder, me asombra especialmente lo sucedido con Alberto Ruiz Gallardón. Es el segundo peor valorado de todos (sólo superado por Wert) y tiene soliviantada a toda la Justicia.

Desde el Ejecutivo se cuenta en confidencia que Rajoy está apoyando al máximo a su equipo de Gobierno, que en privado los consuela siempre que puede: les llama para darles palabras de ánimo por el desgaste que están sufriendo y les reafirma en sus principios.

Sin embargo, comienzan a circular voces dentro del propio Gobierno que añaden: sí, pero hay dos ministros que están fallando en las formas. Son precisamente José Ignacio Wert y Alberto Ruiz Gallardón.

Rajoy les apoya en público y personalmente. Pero le gustaría un poco más de mano izquierda.

Claro que las medidas que propone el Ministerio de Justicia son impopulares. Y tanto. Toca directamente a lo más sensible de los colectivos implicados, jueces, fiscales, abogados, secretarios judiciales... El sueldo, las horas, el trabajo, sus cometidos...

Pero sería deseable un poquito más de vaselina, de guante blanco, de capacidad de diálogo. Algo que durante años no le ha faltado al ministro, por cierto.

Desde la judicatura afirman que le ha podido su soberbia. Les ha despreciado, no ha querido escucharles, se ha enfrentado con todos, le ha faltado capacidad de negociación y diplomacia, mucha diplomacia.

Pero a esto no sé si apuntarme. Porque no hay que olvidar que el origen de este enfrentamiento comenzó por una cuestión laboral: la llamada Ley de eficiencia de la Administración de Justicia. Esta ordenanza obliga a los jueces de carrera a hacer sustituciones, a despedir a los interinos que las cubrían hasta ahora, y reducía de forma significativa los días libres de sus señorías.

El segundo sarpullido lo provocó la ley de tasas, pero está por ver si jueces y fiscales no han enarbolado esta bandera tan impopular para la población como un modo de presionar al ministro en lo que les duele verdaderamente: su propio estatus laboral.

 

Lo cierto es que Gallardón ha logrado lo nunca visto: dieciocho colectivos de Justicia –de izquierda, derecha, centro, arriba y abajo- han reaccionado de forma unánime por primera vez en su historia formando un frente anti-Gallardón. Y eso ya es quedarse solo.

Más en twitter: @javierfumero

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