Javier Fumero

Por qué suspenden los ministros de Rajoy

El diario El Mundo publicó una encuesta de Sigma Dos para comenzar el año. El sondeo recogía, entre otros datos, uno bastante significativo: todos los ministros del Gobierno que dirige Mariano Rajoy suspenden. Ni uno sólo de ellos ha logrado un aprobado por parte de los encuestados.

Las mejores notas fueron para la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría (3,79); el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete (3,52), y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo (3,42).

Esta es la tabla completa con las calificaciones:

 

¿Por qué suspenden los ministros? Imagino que cada cual tendrá su propia opinión. Yo voy a dar la mía. Creo que todos ellos han sido aleccionados de forma equivocada por el comandante. A ver si me explico.

Rajoy llegó al poder en el año 2011 tras una larguísima travesía del desierto. Llegó exhausto y sólo a la meta, tras cosechar unas cuantas derrotas muy dolorosas. Nadie estuvo a su lado (al menos así lo percibió él) y nadie le llevó a La Moncloa, sino su empeño, tenacidad, solvencia y… Zapatero.

Por todo ello, cuando llegó a La Moncloa transmitió un mensaje alto y claro a su equipo. España está en coma, ha ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos. No es la hora de la poesía, la retórica, el ‘entertainment’ o los fuegos artificiales. Hay que estabilizar al enfermo y eso se consigue con asepsia, criterio, pulcritud, solvencia, precisión quirúrgica, pocas palabras y mucho trabajo. A ello.

Se puede discutir la técnica empleada (más o menos recortes; algún que otro bandazo; desigual reparto de costes; mucha tosquedad en las formas…) pero no el resultado: el país está en estos momentos fuera de peligro, estabilizado y con signos vitales esperanzadores.

Sin embargo, en este proceso, se han quedado algunas cosas por el camino. Y aquí está el quid de la cuestión. Gobernar un país no es como dirigir un camión, ejecutar un plan de negocio, operar una apendicitis o sacudir el polvo de una alfombra. Esas actividades se pueden realizar incluso escuchando música. No exigen poner el alma.

Gobernar no. Gobernar requiere acompañar a los ciudadanos, llevarles de la mano y tener muy claro, en todo momento, que se trata del ejercicio de un servicio público.

 

Hay que escuchar, mostrar empatía, explicar muchísimo, rendir cuentas al final de cada día si es preciso… Y mostrar siempre, pecando incluso por exceso, una absoluta conciencia de estar gestionando, por graciosa delegación ciudadana, algo que no es tuyo. Lo que es un honor y una grave responsabilidad.

Creo que entre los ministros del Gobierno Rajoy hay personas muy solventes. No tengo tan claro que hayan sabido, en estos dos años de ejercicio, mostrar la actitud adecuada a su responsabilidad.

Los españoles han percibido arrogancia, displicencia y sobre todo… mucha lejanía. Permanecen distantes, allá arriba, observándonos desde su torre de marfil. Prohibido hablar con el conductor. Ha faltado mucha pedagogía. Empezando por su presidente. Por eso suspenden.

Rajoy está convencido de que todo esto se olvidará cuando España retome el pulso, cuando el enfermo reciba el alta con las mejillas sonrosadas de vida y los ciudadanos vuelvan a darse algunas alegrías.

Yo creo que no. Yo creo que la gente agradecerá de corazón el trabajo de aquel hospital tan eficiente que me sacó de la UVI pero no volverá a pisarlo si logra encontrar médicos tan profesionales como estos pero que demuestren también un poquito más de humanidad. Se quedará con aquellos que te traten como a una persona.

Más en twitter: @javierfumero

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