Javier Fumero

Qué vulnerables somos, caray

Lo sucedido la semana pasada en Francia nos pone frente a una realidad patente: lo vulnerables que somos.  Lo digo por varios motivos.

-- Lo digo porque el nuevo terrorismo que surgió con el 11-S y Al Qaeda es un ejército infiltrado, instalado dentro de Occidente. El yihadista del siglo XXI también tiene un perfil en Facebook, come en la misma pizzería que tú, estudió en un colegio de tu ciudad, utiliza WhatsApp como tú y es probable que te lo cruces por la acera cualquier día.

¿Cómo se combate a una milicia sin rostro? ¿Cómo se protege un Estado si no hay trincheras claramente identificables? ¿Cómo se actúa cuando los malos están dentro del bunker?

-- Lo digo también porque una sociedad del bienestar, donde la prioridad es la obtención de una vida placentera, cualquier vestigio de fragilidad, inseguridad o descontrol siembra el pánico.

Cuando sucede algo como lo de Charlie Hebdo lo sentimos por las víctimas, faltaría más, pero también lo sentimos por nosotros mismos: nos recuerda lo vulnerables que somos, lo precario de nuestra existencia.

-- Lo digo también porque, a pesar de nuestro empeño, la vida es todo menos estabilidad. Irremediablemente, los cuerpos enferman, los seres humanos se equivocan, los fanáticos existen, las manzanas se pudren y los planes se tuercen.

--  Y lo digo porque, quizás, empeñados como estamos en sortear nuestra suerte, cada vez quedamos más incapacitamos para afrontar los contratiempos.

Ya lo he dicho en alguna otra ocasión: hemos perdido el umbral de dolor con el que vivieron nuestros padres. Otra lamentable forma de alejarnos de la felicidad.

Más en twitter: @javierfumero

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato