Carta a los Reyes… Magos

Majestades: Me he permitido, uno que es bastante tradicional en las costumbres, utilizar el clásico genero epistolar para dirigirme a Sus Majestades y formular una serie de peticiones de cara al nuevo año que acabamos de comenzar. Confío plenamente en la magnanimidad y generosidad que siempre han demostrado con mi modesta persona. En primer lugar quiero pedirles que hagan lo que tengan que hacer para que no se vuelvan a repetir atentados terroristas como el que sufrimos en Madrid el 11-M, porque los españoles todavía no nos hemos recuperado del dolor causado. Y, sobre todo, no se han recuperado los familiares de las 192 personas que perdieron la vida. Majestades, los españoles, desgraciadamente, sabemos lo que es sufrir el zarpazo terrorista. Lo llevamos sintiendo desde hace cuarenta años por culpa de unos criminales, los de ETA, que han causado 817 víctimas. Y por eso, cuando estamos en el buen camino para acabar con ellos, es un golpe muy duro que aparezca otro terrorismo. Ni España, ni los españoles no los merecemos. ¡Hagan algo por favor! En segundo lugar, quería pedirles muchas dosis de paciencia para soportar a este Gobierno que nos ha tocado en suerte. Ya sé que Sus Majestades son personas muy ocupadas y que no van a estar pendientes día a día de la actualidad de un País como el nuestro, pero simplemente les diré que el Gobierno de ZP lleva ocho meses en el poder y da la impresión que llevan ocho años. No se pueden imaginar el empeño que están poniendo en destruir todo lo hecho por gobiernos anteriores. Además tienen una habilidad especial para enfrentar a unos españoles con otros: a los valencianos con los catalanes; a los de Castilla-León también con los catalanes; a estos con los madrileños a costa de la candidatura olímpica. Son, y créanme que no exagero, bastante insufribles. Además resulta que tenemos un Presidente vago aunque, eso sí, con talante. Vago, porque fíjense, suspende un viaje oficial a Polonia aduciendo cansancio. ¿Han visto ustedes algo igual por algún otro lugar del mundo? Y luego, Majestades, es un Presidente que se pasa todo el día sonriendo y diciendo que sí a todo el mundo, lo cual no tendría porque ser necesariamente malo, pero claro, es que no hablamos del Presidente de una ONG, sino del Gobierno de España. Pero después de la aprobación el pasado día 30 en el Parlamento vasco del Plan Ibarretxe, tengo la impresión que el talante y la sonrisa van a servir para muy poco. Por eso les pido, Majestades, que ante el mayor desafío que ha tenido España desde la transición democrática, ayuden a nuestro Presidente. No sabemos cuál ha sido su reacción porque, aunque les parezca mentira, todavía no ha dicho nada. Eso sí, han hablado el ministro de Administraciones Públicas, Rubalcaba o Pepiño Blanco, lo cual si me permiten la expresión coloquial, tiene bemoles. Dicen que confía en parar el Plan Ibarretxe y en dar la vuelta a la situación en las elecciones vascas de la próxima primavera. Qué errado está ZP; no sabe que a los nacionalistas, moderados o no, el proyecto de “comunidad nacional” presentado por los socialistas vascos les produce una risa floja. Ayudan Majestades a nuestro Presidente porque esto tiene muy mala pinta. No quiero tampoco abrumarles con más peticiones referidas al actual Presidente del Gobierno, pero me gustaría añadir sólo una: ¿no podrían hacer algo para que fuera menos radical y sectario en cuestiones que afectan a las creencias de una gran mayoría de españoles? Fíjense: quiere nuestro ZP llamar matrimonio a la unión entre un hombre y un hombre o entre una mujer y una mujer y además que puedan adoptar hijos, con lo cual se pueden imaginar el estropicio que generaría a los pobres niños o niñas que tendrían que crecer aprendiendo a decir “papá, papá” o “mamá, mamá”. Cuentan, los que le conocen, que nuestro ZP tiene tres obsesiones en la vida: la guerra civil española en la que fue fusilado su abuelo, el capitán Lozano; la Iglesia Católica a la que ve como la responsable de todos los males del mundo mundial y el consenso como forma de mantenerse en el poder, aunque eso lleve acarreado renunciar a cualquier principio o convicción. ¿Qué les parece Majestades? ¿Entienden ahora la desazón que empezamos a sentir bastantes españoles ante este personaje? No les aburro más. Sé que son comprensivos y que entenderán que no estamos pasando en España por un buen momento. Por eso les formulo una última petición: sean más generosos que nunca, si eso es posible, y traigan mucha paz y felicidad a todos y, fundamentalmente, a los niños y niñas que no tienen la culpa de nada. Ellos sí que son inocentes. Algunos también lo fuimos en su momento y dejamos de serlo hace algún tiempo, aunque sigamos creyendo en los Reyes… Magos.

 
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