José Apezarena

Espartaco Pedro Sánchez

Ya está aquí. Lo que andaban temiendo los actuales responsables del PSOE, es decir la gestora de Javier Fernández y sus apoyos ocultos, ha ocurrido: Pedro Sánchez ha vuelto de Estados Unidos, de esas vacaciones familiares que se ha tomado tras verse forzado a dejar la secretaría general.

La expectación es grande entre quienes ahora dirigen el partido, a la espera de conocer cuál va a ser la actitud del depuesto líder, primero hacia dentro de la militancia, después en el Congreso de los Diputados, y sobre todo de cara al delicado Comité Federal del día 23.

Javier Fernández y su gestora, lo mismo que casi todos los barones, son bien conscientes de la fuerza de atracción que ejerce Pedro Sánchez entre las bases del partido, a las que se ha trabajado con tesón desde el despacho de la calle Ferraz. Como consecuencia, la militancia está con él en gran medida. Y eso hace que resulte tan relevante conocer cuál será su actitud, ahora que se encuentra de nuevo en Madrid.

A Pedro Sánchez, a su trabajo, a su influencia, hay que adjudicar el levantamiento interno que pretende conseguir firmas (necesitan a la mitad de los militantes) para censurar a la gestora. Y lo mismo la cascada de resoluciones, en agrupaciones locales de toda España, un auténtico plante masivo, con el acuerdo de que no se cambie el "no es no" a la investidura de Rajoy. Sin olvidar las miles de bajas de afiliados que están llegando a Madrid.

Esa marejada interna, que puede dar al traste con la voluntad de Javier Fernández de virar hacia la abstención en el Comité Federal del domingo, es obra de Pedro Sánchez. Y todo indica que no se va quedar quieto. Más bien al contrario.

Se me ocurría que, por estilo, por desafío, por riesgo, por los apoyos que viene arrancando, la actual peripecia del cesado secretario general socialista ofrece algunos paralelismos con la famosa rebelión de Espartaco, una cruzada popular que puso en riesgo al mismísimo imperio romano.

Aunque, como resulta bien conocido, el rebelde acabó su odisea colgado de un madero junto con todos sus compañeros.

Si Pedro Sánchez no gana la batalla que ahora se está jugando contra los poderes internos del partido, contra los que repiten que es mejor un PP en minoría que un PP con mayoría tras esas terceras elecciones que, además, laminarán al PSOE, si pierde, su final puede ser bastante parecido al de Espartaco. Salvando algunas distancias, por supuesto.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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