¿Cómo ser relevante?

Pablo Iglesias, en la plaza del Reina Sofía.
Pablo Iglesias, en la plaza del Reina Sofía.

Hay tanta gente intentando llamar tu atención, que si los escucharas a todos no bastarían las 24 horas de cada día. Y lo mismo pasa si eres tú el que quiere llamar la atención. El mejor modo es que hablen mal de ti, que te pongan pingando en una lista negra con la idea de que nadie te tome en serio. De ese modo ganas en popularidad y te das a conocer a los que les parece un disparate que hablen tan mal de ti, por una razón que no comparten; y en cuanto se dan cuenta de que lo que quieren es sólo fastidiarte, enseguida se preguntan: qué tendrás para que se fijen tanto en ti. A lo mejor es algo muy valioso y merece la pena intentar saber más del asunto porque podría ser convincente; y por eso le incordia a quien no sabe compartirlo, o a quien lo quiere, y le molesta que lo tengas tú en vez de él, y a lo mejor no es para tanto lo que dicen de ti, o no es para nada. Y así te ganas seguidores porque los que te quieren mal te ponen en lo más alto cuando quieren hundirte.

Cuando hay un empeño grande en tirar para abajo a alguien en la opinión pública, lo que se consigue es llevarlo para arriba. Le pasó a ‘Podemos’ hace tiempo, pero el subidón le duró poco, y ahora anda pidiendo limosna, porque a casi nadie le parece ni bien ni mal, y por eso ha dejado de llamar la atención. Hay que tener cuidado con una atención excesiva, porque más pronto que tarde, se descubre el amaño y el que parecía grande y salvador de todos, se queda en la cuneta inmisericordiosamente: que se lo digan a los políticos que se fueron o los echaron, o a los bancos que se creían los amos del mundo, hasta que se descubrieron sus chanchullos.

 
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