Javier Fumero

Los periodistas muy peligrosos

Miguel Ángel Oliver, exsecretario de Estado de Comunicación ahora presidente de Efe
Miguel Ángel Oliver, secretario de Estado de Comunicación

El Gobierno anunció este domingo que rectifica. Ya estaba tardando. Lo que ha sucedido es extremadamente delicado. En medio de una gravísima crisis nacional, con estado de alarma incluido, Moncloa ha estado aprovechando que los periodistas no pueden asistir en persona a las ruedas de prensa para filtrar las preguntas que realizaban.

Esto es, insisto, muy serio. Intolerable. El presidente nunca puede dar la impresión de hacer mutis, de evitar dar explicaciones a los ciudadanos. Pero en este momento tan comprometido, mucho menos. Sin embargo, así ha sido.

Los profesionales de la información se han rebelado contra la situación. Como ya sucedió con Mariano Rajoy y aquel famoso ‘plasma’ tras el que se escondía. Mucho hemos tardado.

Hay modos de organizar estas intervenciones, por videoconferencia, de manera que el presidente pueda dar cuenta ante los ciudadanos de lo que está haciendo con los poderes extraordinarios que ahora detenta. Sin restricciones, sin filtros, sin límites. Eso es lo que está en juego.

Lo contrario es volver al peor PSOE, aquel que dividía a la clase periodística entre cómodos y muy peligrosos. ¿Se acuerdan? He rememorado la escena en alguna otra ocasión. El suceso tuvo lugar el 18 de junio de 2004 también en la sala de prensa de La Moncloa.

María Teresa Fernández de la Vega ejercía de vicepresidenta primera del Gobierno  y ministra portavoz. Aquel día compartía mesa con Cristina Carbona, titular de Medio Ambiente y ahora presidenta del PSOE. Poco antes de que el turno de preguntas de los periodistas tocara a su fin, De la Vega reaccionó con determinación:

-- “La última, la última. Por ahí”.

En ese momento, la ministra Narbona intervino en susurros al oído de la vicepresidenta, mientras señalaba discretamente hacia la parte opuesta de la sala:

-- “Por allí nos miraban…”.

 

Lo captó uno de esos micrófonos indiscretos que han permitido dejar para la posteridad grandes sucesos de nuestra historia política. Pero a lo que íbamos. La respuesta de Fernández de la Vega fue contundente:

-- “Sí, pero por allí son muy peligrosos”.

Aquel día, los periodistas quedamos divididos en el imaginario socialista entre plumillas de confianza y profesionales muy peligrosos. Parece que el concepto ha calado también en Pedro Sánchez.

Más en twitter: @javierfumero

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