Los pilotos de Iberia no quieren la compra de Spanair: críticas a su líder sindical, al desembarco masivo de tripulantes y a los agravios tolerados estos años

La posible compra de Spanair por parte de Iberia está provocando un intenso debate entre los pilotos de Iberia. Esta adquisición puede suponer la llegada masiva de trabajadores que conservarán el escalafón que tienen actualmente en Spanair, superior si se equipara al que se sigue en la aerolínea española.

Spanair está en venta. A día de hoy, sólo existe un candidato oficial que aspira a hacerse con la segunda compañía a nivel nacional que pertenece al grupo SAS (Scandinivian Air System). El grupo Marsans, propiedad de Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz -precisamente los fundadores de Spanair-, ya ha formalizado una oferta para, de esta forma, ampliar Air Comet y posicionarse en el mercado a una altura similar a la de Iberia en cuanto a volumen de flota operativa se refiere.

El otro pretendiente para controlar el accionariado de Spanair es, como decimos, Iberia. La compañía de bandera española aún no ha presentado ninguna propuesta formal. No obstante, la compañía presidida por Fernando Conte podría hacerla firme el próximo sábado 16 de febrero, día en el que tiene lugar el Consejo de Administración de Iberia.

El principal motivo de desasosiego ha sido la reciente intervención del máximo responsable de la sección sindical de Iberia, Justo Peral, que ha declarado que Iberia tiene la intención de respetar todos los derechos de los profesionales de Spanair. Ante esta afirmación los pilotos se preguntan: ¿si hay que respetar los derechos de los pilotos de Spanair, qué consecuencias tendrá esto para ellos?

Y enumeran los agravios que han soportado estos años: 1. Desde principios de los años noventa los pilotos de Iberia han vivido muchas decisiones empresariales que han mermado sus ingresos, a la vez que han dejado bajo mínimos su progresión. 2. Vuelos subcontratados a Spanair, Aireuropa, Air Atlanta, Cargosur, Audeli, Cignus, Iberworld, Hola Arways y otras compañías. 3. La creación de empresas como la desaparecida Viva con aviones y capital de Iberia. 4. La fusión de Iberia con Aviaco. 5. La reciente creación de la compañía Clic-Air que ha asumido la mayoría de los vuelos troncales de Iberia en Barcelona. 6. Y todo ello, sin olvidar la aventura americana de Iberia que obligó a toda la plantilla y, de forma especialmente dura, a sus pilotos a asumir notables reducciones salariales -conocidas por las claves 112 y 104- para ayudar a la supervivencia y viabilidad de su compañía, seriamente amenazada por las aventuras empresariales de sus otrora gestores del INI.

Ahora, explican, pilotos de Viva, Aviaco o Cargosur, que, en su momento, decidieron acogerse a los planes de regulación de empleo para ir a trabajar como comandantes a otras compañías -entre otras, Spanair- percibiendo importantes indemnizaciones, pueden retornar a Iberia por la puerta grande, con todos sus derechos profesionales y laborales (tal y como declaró Peral).

Aproximadamente, dos tercios de la plantilla pueden verse afectados por esta compra. De esta forma, los comandantes más modernos verían ralentizada su progresión a las flotas de largo recorrido y, especialmente, todos los copilotos (algunos con más de una década en Iberia), quienes quedarán materialmente bloqueados en su función, sin progresar, caso de que los pilotos de Spanair se incorporen a Iberia con todos sus derechos, en especial, con la función de comandantes que ocupan actualmente en Spanair.

Los profesionales advierten que Iberia tiene que crecer en largo recorrido. Explican que la red de corto y medio recorrido, vital para alimentar a la de largo, necesita una readaptación en un mercado muy compartimentado, muy mermado por una agresividad sin precedentes de las compañías de bajo coste cuya cuota de mercado, doméstico y continental, amenaza seriamente el crecimiento de Iberia.

En caso de concretarse esta oferta, Iberia crearía un gigante en el mercado aéreo español que acapararía aproximadamente el 70% de los vuelos nacionales. Además, si las autoridades de la competencia lo permiten, Iberia podría conservar los numerosos derechos de despegue y aterrizaje (slots) que Spanair posee en los diferentes aeródromos nacionales. Concretamente, Iberia acapararía la mayor parte de los vuelos del llamado ‘puente aéreo’ que unen Madrid y Barcelona.

 

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