Flores que crecen en invierno

Las había sembrado con la esperanza de que precisamente el invierno, el frío y la oscuridad bajo la tierra les hiciera madurar hacia la luz y el esplendor de la primavera.

Se acerca un 2017 lleno de incógnitas, temas sin resolver, dificultades, adversidades, temores, cuestas arriba, deudas… precisamente “por todo esto” podemos tener la esperanza de enriquecernos “con todo esto”. Los cambios de año generan una cierta crisis, un afán de cambio.

También ahora empieza el invierno. Una de las alegrías por su llegada es que queda menos para la primavera. Ya se ven los brotes en los extremos de algunos árboles cuando otros todavía no han terminado de perder todas las hojas.

La realidad es que el año 2017 es nuevo. La realidad es que es lo de siempre. Tras una conferencia discutía, en un bar entre cervezas y jamón del bueno, con una mujer de 60 años quien ya no esperaba nada de la vida: prejubilada, sin marido ni hijos. Me negaba la posibilidad de la novedad del ser humano. A la vez, en nuestro “encuentro sobre el desencuentro” ya nos estábamos renovando.

Pueden cambiar las circunstancias, pero yo sigo siendo la misma, da igual mi actitud o lo que haga, sigo siendo yo”, decía mientras disfrutaba del primer trago de cerveza y afirmaba lo novedoso de su identidad que no se plegaba a mis argumentos. Aquella cerveza que nunca había sido bebida de aquella manera, ni ese jamón saboreado, ni aquella conversación había tenido lugar.

Lo nuevo actualiza las esperanzas: un fichaje en el equipo, una aplicación que me permitirá resolver algo, un gobierno que cambia…parece que por ser nuevo va a ser distinto y mejor.

Cada persona, si quiere, puede ser novedad encarnada. Incluso resistiéndose al cambio o desarrollando el papel antagónico al que le sugiere la vida. Puedes enfrentarte al año nuevo como si ya lo conocieras de toda la vida, a la vez que lo vives como si no lo hubieras visto nunca.

Si quieres aumentar tu capacidad de esperanza, mira a los demás con ojos de madre buena que quiere que su hijo sea mejor persona, trata a los demás considerando que pueden cambiar, observa los brotes en la punta de sus deseos.

Después, casi sin darte cuenta, te encontrarás observando, con comprensión tu disposición al cambio, cómo tus deseos y sueños se desperezan.

 

Esta noche, cuando te acuestes para descansar, probablemente lo hagas con la esperanza de que mañana será un día mejor que el de hoy. Mientras duermes soñarás que vas a estrenar un día que nunca has vivido, soñarás con la esperanza de que vivirás como quien eres. Por la mañana, aunque no seas muy consciente, te encontrarás que has sido revitalizado por un sueño.

La capacidad del ser humano de tener esperanza en que el futuro va a ser diferente y más beneficioso se sustenta en un hondo “sentido de la agencia”, de la capacidad de actuar sobre la realidad para cambiarla, tiene poco de magia, de creencia o de religiosidad.

Detrás de la barra del bar La Querencia, donde ponen la mejor tortilla de Madrid, había un cartel que decía “¿Sabes qué? Que todo va a salir bien”. Puede ser, o puede que no. Lo que sí puedes es elegir qué vas a hacer y hacerlo con ilusión.

Ilusión por lo que yo puedo hacer para que las cosas cambien. Ilusión por la libertad de las personas con las que me encuentre. Ilusión por mi capacidad de adaptarme a lo que ocurra. Sergio Ramos juega con esperanza de marcar aunque sea en el minuto 93 y salta con todas las fuerzas que le quedan.

Tener esperanza es atreverse a decir en público que te encantaría saber volar. Así, te elevarás sobre los sufrimientos cotidianos, cabalgarás sobre ellos hacia una versión novedosa de ti mismo. Soñarás y te darás cuenta de que estás bien despierto.


Carlos Chiclana

Médico Psiquiatra

www.doctorcarloschiclana.com

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato