Ciclón Cascos

Francisco Álvarez Cascos es un animal político. Lo ha demostrado sobradamente, tanto en su condición de secretario general del Partido Popular, como a su paso por la vicepresidencia del Gobierno y por el ministerio de Fomento. Por ello, el anuncio de que vuelve a la pelea está teniendo muchas derivadas, algunas de ellas sorprendentes.

Como número dos de su partido, demostró que no le temblaba el pulso a la hora de adoptar decisiones costosas (costosas sobre todo para otros), y fue el artífice de la refundación del Partido Popular y de un cierre de filas que le dio la solidez interna que acabó llevando a La Moncloa a José María Aznar. Por eso, Aznar siempre se ha sentido una deuda con él.

Ya en la vicepresidencia del Gobierno, desde allí controló absolutamente la maquinaria administrativa y política del Ejecutivo. Y en el ministerio de Fomento dio rienda suelta a su mentalidad de ingeniero de caminos con la puesta en marcha de planes muy ambiciosos, que cambiaron la fisonomía de este país. Su eficiencia se basó también, como en las atapas anteriores, en una dedicación que no conocía límite de horas.

Según confesaba él mismo, todas las noches, cuando volvía a casa desde el despacho, se llevaba bajo el brazo grandes carpetas con dossiers y material de trabajo. Mientras su mujer veía la televisión, él seguía despachando asuntos del ministerio de Fomento.

Sorpresa en Génova

Por formación y carácter, Cascos es persona disciplinada, pero a la vez con criterio propio, que en determinados casos mantiene contra viento y marea. No se achica fácilmente, reacciona a veces sobre la marcha y eso le ha provocado no pocos quebraderos de cabeza. No resulta fácil darle consejos, siempre ha tenido cierta a tendencia a ir por libre, en el sentido de apelar a sus puntos de vista y a defenderlos con tozudez cuando creía que tenía razón. Por eso, en ocasiones ha actuado como un auténtico ‘outsider’.

Como tal se ha comportado ahora, con la operación que ha diseñado y puesto en marcha destinada a convertirse en el líder del PP asturiano y, por lo tanto, ser el candidato de su partido a la presidencia de la autonomía, sustituyendo a Tinín Álvarez Areces. Paco Cascos se ha lanzado a ello por su cuenta, sin consultar demasiado. Y, así, por el sistema de los hechos consumados va a imponer a Génova una nominación con la que en principio no contaban y que les ha cogido a contrapié. Pero, a estas alturas, Rajoy va a tener muy difícil negarle la designación.

En su vuelta a la política, ‘ciclón Cascos’ tiene al alcance de mano una victoria en Asturias, a pesar de que algunos le echan en cara, para desacreditar su candidatura, que nunca ha ganado allí unos comicios locales y regionales. Es verdad, pero también es verdad que él encabezó las listas populares en las generales y el PP ganó en Asturias en 1996 y 2000.

Blanco pregunta por los cuadros

 

Quien sí se ha tomado en serio la vuelta de Cascos es uno de sus sucesores en el ministerio de Fomento, José Blanco, quien, además de ministro, es vicesecretario general del PSOE, y que, de cara a las próximas elecciones generales, tiene intención de volver a ser el cerebro y factótum de la campaña socialista, pasando para ello por encima de Leire Pajín. Blanco es mucho Blanco, y los socialistas quieren correr riesgos los menos riesgos posibles en 2012.

Tan en serio se lo ha tomado el hoy ministro de Fomento, que ha adoptado una medida preventiva: identificar y localizar los cuadros que, en los tiempos de Álvarez Cascos, adquirió el ministerio a la galería de quien, tiempo después, se convertiría en su tercera y actual esposa, la galerista María Porto. Un cañón preparado en retaguardia para dispararlo en cuanto el político popular se ponga a tiro.

El INE y el funcionario vengador

El presidente del Gobierno se desayunó el martes con un enorme sapo: la filtración de la Encuesta de Población Activa que fijaba el nivel de paro en España por encima del 20 por ciento. ABC lo sacó de la propia web del Instituto Nacional de Estadística, donde permaneció muy poco tiempo porque los datos fueron retirados muy pronto.

El periódico que dirige Ángel Expósito recibió todo tipo de elogios por el tanto periodístico que se había anotado. Se habló de un “error” informático, que había hecho posible la divulgación de la EPA, pero al final todo apunta, tal como se contó en las páginas de ECD, a un funcionario del INE (o tal vez más de uno) harto de que desde La Moncloa les presionen para maquillar cifras y ‘cocinar’ encuestas.

Tras la filtración, había apuestas por ver qué hacía el Gobierno. Es decir, si, a pesar de lo ya publicado, se atrevía a manejar los datos, como de costumbre, para presentar una EPA más favorable. Al final, con todos los focos mirándoles, el Ejecutivo ha optado por mantener los guarismos que aparecieron en la web, es decir, el 20 por ciento del paro. Aunque, como se ha contado en estas páginas, Zapatero ya tiene una cataplasma para intentar calma sus dolores: el ministro Corbacho le ha informado de que el paro de abril va a dar una alegría, porque se han creado más de 10.000 empleos netos.

A la demoledora cifra de paro se ha unido esta semana la baja de la calificación al Reino de España por parte de Standard and Poors. Y el consiguiente derrumbe de la bolsa.

Bono lo va a pasar mal

Se está defendiendo como gato panza arriba, pero la sensación es que José Bono no conseguirá salir bien librado de la delicada coyuntura en que ha caído, merced a las revelaciones sobre su cuantioso patrimonio, incluyendo comprometidas obras en al menos dos de sus residencias realizadas por la misma constructora.

Desde el PP han decidido entrar a matar. De ahí la requisitoria al fiscal para que se desvelen la lista de las propiedades que le ha confiado el presidente del Congreso. Pero el dedo en la llaga lo puso ayer Pío García Escudero, cuando precisó: No estamos interesados en conocer el patrimonio de José Bono, sino que lo preguntamos es cómo ha llegado a reunir tantos bienes. Y ahí está la madre del cordero.

Porque esa delicada pregunta (¿cómo han llegado ustedes a reunir ese patrimonio?) es la que está formulando la justicia a personajes tan penosamente marcados como Jaume Matas y Luis Bárcenas. Y es la que tendrá que responder Bono.

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