¿Es la crisis una… oportunidad?

Muchas escuelas de negocios intentan trasladar a sus alumnos, altos ejecutivos en algunos casos y futuros ejecutivos en otros, un mensaje positivo a la hora de enfrentarse a situaciones de dificultad, con el argumento de que es preciso convertir las crisis en oportunidades.

Admito que no pocas veces ese mensaje me ha parecido forzado, casi como un intento de auto engañarse para no ver la realidad. Porque, se quiera o no, una hecatombe, un desastre, un gran desaguisado… no dejan de ser tales, por mucho que se intente aplicar el voluntarista principio de tratar de convertirlo en oportunidad.

España atraviesa una profunda crisis, sin duda. Sobre todo económica. Aunque no sólo, porque al mismo tiempo se tambalean altas instancias e instituciones que hasta ahora ofrecían aparentes garantías de estabilidad.

Así que, en aplicación de la consigna de las escuelas de negocios, cabría preguntarse si esta crisis tan tremenda es una oportunidad. Reconozco que argumentarlo a quienes se encuentra sumidos en los más profundo de la sima podría parecer una broma de mal gusto, cuando no una ofensa.

No obstante, no descarto que, de todo lo que estamos padeciendo, puedan salir algunas consecuencias positivas para el futuro.

Si de la crisis aprendemos a aplicar un rigor extremo en los gastos, de todo tipo, también públicos por supuesto, a lo mejor sacamos algo bueno.

Si, como consecuencia de las actuales apreturas y de las medidas que se adoptan, se adelgaza la estructura del Estado, quizá encontremos ahí algo aprovechable para el futuro.

Si, a la vista de lo que ha sucedido en determinadas entidades económicas, se exigen de verdad responsabilidades a los gestores, también penales por supuesto, posiblemente evitaremos algunas de las catástrofes que hemos visto.

Si los ciudadanos concluimos una mayor determinación a la hora de exigir a los políticos, no perdonándoles su incuria y su incapacidad, y castigando a quien se lo merezca con el azote más amargo para ellos, que es no votarles, a lo mejor esos políticos rectifican.

 

Y quizá se decidan a escuchar a los ciudadanos, en lugar de vivir en fanales y en cotos exclusivos alejados de la gente.

Viendo en que están parando algunos corruptos y mangantes, hoy enfrentados a los tribunales y con expectativas de acabar incluso en la cárcel, tal vez haya quienes eviten conductas semejantes, ya que no por principios éticos, sí al menos por temor, al constatar que en este país los que montan chanchullos pueden acabar ante los jueces.

No sé si estoy pecando de ingenuo, pero quizá sí, quizá de la crisis podremos sacar algo positivo. De todas formas, me resisto a calificarla de oportunidad.

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Twitter: @JoseApezarena

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