La ministra Carme Chacón no tiene suerte

Es un lugar común afirmar que los políticos que llegan a triunfar son aquellos que consiguen poner a su favor el viento de la suerte. Lo que tantas veces se ha dicho: es preciso tener baraka. En el caso de Carme Chacón, una de las mujeres teóricamente con más proyección de futuro en este país, la diosa fortuna no acaba de sonreírle. Por el momento.

La propuesta del cambio de protocolo en la celebración del 12 de octubre, con la única y confesada mira de ahorrar a José Luis Rodríguez Zapatero el sofoco de escuchar silbidos y peticiones de dimisión, ha sido un patinazo. Que no deja en buen lugar a quien ha lanzado la iniciativa. Y constituye otra muesca en la cadena de desaciertos y fallos que va atesorando.

Diseñada para ser presidenta del Gobierno

De Carme Chacón se ha dicho, con fundamento, que podía ser la sucesora de Zapatero en la presidencia del Gobierno. Y, a ese fin, se le ha diseñado un proceso de formación y preparación que ha contado, además del cualificado asesoramiento de Miguel Barroso, su marido, con el visto bueno del propio presidente, que parece tutelar la operación.

Así, la joven diputada catalana fue colocada primero en la vicepresidencia del Congreso, pero allí no dejó una huella demasiado honda. Un paso más firme consistió en nombrarla para un ministerio que Zapatero, durante la campaña electoral, había prometido convertir en pieza maestra de su Gobierno: el ministerio de Vivienda. Por una causa o por otra, lo cierto es que fue también una gestión anodina. Tanto, que prácticamente nadie la recuerda como titular de Vivienda.

El que había de ser peldaño definitivo, el ministerio de Defensa, tampoco está funcionando. Ya empezó con mal pie, merced a su apoyo público al tristemente famoso Rubianes y su “puta España”, un gesto que en el Ejército nadie ha olvidado. Lo mismo que sus inclinaciones nacionalistas. Aquello fue un mal comienzo.

De pantalones en la Pascua Militar

Pequeños gestos, aparentemente insignificantes, están amargando el paso de la ministra por Defensa. Como aquella fotografía de la ayudante militar llevándole el bolso personal.

Peor se encajó en los ambientes castrenses su desparpajo en acudir a la Pascua Militar con pantalones, cuando el protocolo marca falda para las mujeres. Algo que sigue practicando, como ha ocurrido esta semana en los actos de la Fiesta Nacional. Un sector tan tradicional, aferrado a los usos y costumbres, como es el Ejército encaja con dificultad novedades semejantes.

 

No acertó tampoco con la decisión de traer a España a los dos piratas apresados durante el secuestro del ‘Alakrana’, que complicó sobremanera la negociación con los captores. Como también fue un lapsus, aunque menor, su comentario de que había que “ajusticiar” a los piratas.

Tras la liberación de los pescadores, la falsa persecución a los piratas y las facilidades para escapar dejaron en ridículo a los efectivos de la Armada. No lo olvidan. Y muchos no entendieron su negativa a dotar de infantes de marina los atuneros que faenan en Somalia.

A vueltas con la legión

Las sospechas en la legión de que la ministra quería retirar su gorro de siempre, el chapiri, ha sido otra nota negativa en su currículum, como también la inasistencia a los actos del 90 aniversario del Tercio. No obstante, el gesto de la semana pasada, acercándose al campamento Álvarez de Sotomayor para pasar una jornada con los legionarios, ha sido una muestra de audacia y de deseos de coger el toro por los cuernos.

No se trata, en sí mismos, de grandes fracasos, ni de meteduras de pata definitivas, pero sí de tachas que, acumuladas una tras otra, van ensombreciendo lo que tenía que haber sido una oportunidad política definitiva para su futuro.

En resumen, la ministra no se ha ganado el afecto de los militares. Y quizá tampoco el respeto.

A malas con los periodistas

Y Carme Chacón ha cometido, como política que es, un fallo garrafal: no ha cuidado la relación con los periodistas especializados en asuntos militares y de defensa. No habla con ellos, no da ruedas de prensa, no comunica.

Dicen que sólo le preocupa las imágenes, es decir, las fotografías y las tomas de televisión. Por eso, cuida a los reporteros gráficos y cámaras, los lleva consigo a todas partes. Hasta cuenta con un fotógrafo propio en Defensa, único ministerio que lo tiene, que se sepa.

Por si fuera poco, además se ha distanciado de sus hermanos del PSC, por fidelidad a Zapatero. Chacón no asistió a la manifestación pro-Estatut que encabezó Montilla, con el argumento de que en esa fecha tenía la agenda completa. Algo, por cierto, que el ministerio no demostró.

Siendo como es una mujer joven y suficientemente preparada, con vocación política, que tiene el apoyo de Rodríguez Zapatero, con buenas agarraderas en el partido, sin embargo su camino hacia La Moncloa continúa estando en el aire. Y es que, para llegar tan alto, necesita un poco más de suerte.

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