La buena vida y la vida buena

Si a esto añadimos los diálogos largos y encendidos que he podido tener en las últimas semanas con colegas de mucha experiencia en el mundo de la educación, es lógico que salga aquí cierta urgencia para regenerar nuestro ambiente educativo, formal e informal. Pues todo lo que nos rodea es factible que ayude a la educación, de lo contrario va a fomentar la ignorancia.

Permítanme que lance ideas que tal vez nos sirvan para remansar serenamente deseos y actitudes, pues empaparse del mundo real es preciso, pero nadar contracorriente no es lo más agradable, aunque sí es muestra de un gran amor.

Para ello, lo que nos conviene primero es ver el progreso técnico no como un fin absoluto, sino más bien como un medio para la felicidad profunda, vida buena, en lo personal y en lo social.

Es así que, por ejemplo, entenderemos la cultura como algo mucho más allá de unos comportamientos o estilos de vida, y evitaremos legislaciones que condicionen las costumbres.

Seguro que desearemos que nadie se conforme con la felicidad raquítica de darse a la buena vida, sin pensar en la vida buena. Aunque lo cierto es que muchos, jóvenes y no tan jóvenes, se llenan de un hacer furioso y compulsivo, o quizás de una vagancia y mangancia protervas. Muestras tenemos a diario en las noticias de política, economía, sociedad, deportes…

Por eso, considero de vital importancia ampliar nuestro concepto de razón, que no es una competencia-capacidad para hacer lo “políticamente correcto”, sino criterio para evitar ir a tientas frente a la impresionante y torticera confusión de los poderosos.

Si dejamos libre la razón, por encima de ideologías y tecnicismos, podremos poner, con verdad, el valor apropiado a las acciones humanas. Podremos propiciar un mejor diálogo entre lo que uno sabe y lo que es bueno hacer.

Pero hemos de tener buenas explicaderas, palabras para este mundo, sociedad a menudo abotargada y escéptica. Palabras que nos ayuden a elevarnos sobre relativismos comodones; a enfocar los problemas cotidianos con principios y valores más humanos y solidarios.

Porque, ¿les parece a ustedes que es suficiente el saber hacer? ¿No creen que la sabiduría ha de ser algo más que unos saberes experimentados? ¿No ven preciso recordarnos todos que “se es persona” antes de llegar a “ser capaz”? Eso nos va a poder llevar a un conocimiento con corazón, a ser expertos en humanidad, lejos del saber pragmático de usar y tirar.

 

Seamos posmodernos de verdad, reconozcamos la novedad de una revolucionaria esperanza de progreso. Esa que no vuelve la espalda al saber y al querer. Esa que afronta la realidad, propia y ajena, con sinceridad de vida. Esa que reconoce la dignidad humana a pie de calle, o de web. Y se desvive por ella, ya haga frío o calor.

Actualización del 16 de julio a las 9 horas, a. m.

Como saben que aunque sea del Real Madrid soy catalán, me recuerdan algunos amigos la “buena vida” que se pegan muchos mandamases catalanes, que viven a cuenta de la “vida buena” de los demás que les pagan la fiesta.

¡Cierto!, estoy de acuerdo en lo irresponsable e insolidario que es el nuevo modelo de financiación autonómica propuesto por el Sr. Zapatero. ¡Como mínimo es del todo inoportuno! Y es que gasta y anima a gastar un dinero que no tenemos, pues va a engrosar la deuda pública. ¿Que pasaría si los padres de familia hiciéramos lo mismo? Vaya ejemplo, ¿verdad?

No hay derecho y parece que, con tanto chantaje disfrazado de negociación, nos quieran poner aún más difícil la virtud a los ciudadanos. Aunque, si hablamos de derroches, también todos habremos de aplicarnos aquello del refrán: “en todos sitios cuecen habas y en mi barrio a calderadas”.

No obstante, la “jugada” política es de tal astucia y tiene tanta gravedad que conviene mentalizar a nuestros hijos de que, si nadie lo remedia, habrán de pagar lo que un tal Zapatero comprometió en un año como este, cuando precisamente los escasos fondos del Estado se deberían administrar con cuenta gotas, y para promover riqueza para todos, no para pagar favores a los amiguetes.

También, para consultas de textos de Leonardo Polo sobre lo comentado en esta columna, les paso el siguiente link a un artículo que puede dar muchas luces:

http://www.iterhominis.com/03_Polo/01_Livros/PHC/PHC_08.htm

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