Sin rectificaciones no hay consensos

En una interesante Tercera de ABC del domingo pasado, entre muchos juegos de palabras, decía el ministro Gabilondo que “hace falta un acuerdo en aquellos aspectos que nos son muy decisivos y comunes”.

¡Fenomenal!, parece que ahora se apunta al carro del consenso que muchos reclamamos desde hace años. ¡Bienvenido Mr. Gabilondo!, pero no se engañe usted, pues recuerde que sirve a un gobierno donde la educación siempre ha sido arma arrojadiza, manipuladora y de ingeniería social, que sufrimos en España ya desde el socialismo de los años ochenta.

Considero que llegar a acuerdos con amplio consenso es posible y necesario, pero con cualquier gobernante se ha de ser muy prudente. Y no olvidemos que quien ahora está a la cabeza es el Sr. Zapatero, que ha dado muestras más que insensatas de incoherencia y de doblez:

- Negocia con ETA y nos dice que no

- Jalea un Estatuto catalán disgregador

- Se saca de su ajada chistera innecesarias leyes en contra del derecho a la vida

- Se esconde, camufla datos y contemporiza ante la crisis económica mayor de nuestra historia

- Ordena desmantelar centrales nucleares necesarias en nuestro país, en contra de lo dicho por el Consejo de Seguridad Nuclear.

Nadie da duros a cuatro pesetas, y el “todo a cien” de las actuales políticas familiares, educativas y de empleo son un verdadero fracaso. ¿O acaso no es motivar la mediocridad y la rebaja de ciudadanía, unas nuevas normas o actitudes crónicas como:

 

- Subvencionar el fracaso escolar en la ESO

- Dejar indefensas a las muy cualificadas escuelas de educación diferenciada, a las que se les niega el concierto en algunas Comunidades Autónomas

- Permitir a los alumnos de 1º de Bachillerato con materias suspendidas que hagan estudios Light

- No querer insistir en una mejor orientación profesional, o incluso volver al Bachillerato de 3 años

- Desatender las razonables peticiones de los padres de familia, que piden evitar los contenidos adoctrinadores de Educación para la Ciudadanía

- Incluso se rehúye desarrollar a fondo una Ley de Educación, sin intereses partidistas, que sirva a padres, profesores y alumnos, de idéntica manera en todos los rincones de nuestro país y en plena libertad.

- Se arroga el protagonismo que le corresponde al Rey como Jefe del Estado, no invitándolo, por ejemplo, a presidir ayer la inauguración de la T-1 en Barcelona, una de las principales inversiones públicas en Cataluña

¡Es el mundo al revés! ¿Acaso quienes mandan no saben donde está la clave de las preocupaciones de nuestra sociedad? Algo tiene que cambiar en nuestras vidas y en parte ha de ser la humildad para rectificar errores, la determinación para ir a la raíz de los problemas.

Quien no esté dispuesto a la unidad en la lucha por el bien común ha de quedar en evidencia; su egoísmo sectario debería ser corregido por la opinión pública y publicada; y, más pronto que tarde, castigada en las urnas. Será en vano, como se ha visto en las elecciones europeas, forzar a las gentes a bailarle el agua a quien desde hace años nos vende el mejor de los mundos posibles, pero sin ningún esfuerzo, yendo contra la razón y contra la naturaleza humana.

Amigas y amigos, se cierran –y nos cierran- los ojos para evitar afrontar con valentía la realidad, y se está perdiendo un tiempo precioso. Por eso, creo que desentona mucho un voluntarista Ministro de Educación en el más inconsistente de los gobiernos de nuestra democracia.

O, ¿tal vez el Sr. Ángel Gabilondo pretende ser cabeza de lista de los socialistas en algunas próximas elecciones autonómicas o incluso en las generales? ¡Entonces sí que mandaría de verdad! Si es así, en la segunda parte de su artículo que nos lo diga, por favor. De lo contrario, al final de este complicado curso escolar, nos quedaremos sólo en palabras, palabras, palabras…

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