Indiferencia

Ahora que está tan de moda la indiferencia en política y queda bien mostrarse indiferente ante los acontecimientos, parece como si los ciudadanos se hubieran contagiado de la indiferencia de los hombres públicos por la cosa pública, valga la redundancia.

Raro es el día –en el que no hay alguna noticia que muestre a las claras esa indiferencia de los españoles hacía los políticos y hacia la política.

Dicen los analistas que con la que le está cayendo al Partido Popular en la Comunidad Valenciana, el Partido Socialista apenas está sacando algún rédito electoral de la situación. Afirman los entendidos que es por la falta de liderazgo de los futuros candidatos de la izquierda o por el poco tirón que tienen de cara a la ciudadanía. Es igual para el resultado final.

Más de lo mismo les viene pasando a los populares de cara a las elecciones generales. Se supone que con todo lo que está ocurriendo y con la nefasta gestión del Gobierno de José Luís Rodriguez Zapatero, el despegue en las encuestas de Mariano Rajoy, sin ser arrollador, sí podría superar los tres o cuatro puntos que dan los sondeos y de los que nunca pasa..

Precisamente, una de esas encuestas de intención de voto, calcula un ocho por ciento de voto en blanco si ahora se celebraran las elecciones. Es muy significativo, puesto que desde un punto de vista sociológico, el voto en blanco tiene un significado muy distinto al de la abstención.

Son sólo tres ejemplo de por dónde va, en un momento concreto, el pensamiento, la opinión y, en este caso, la indiferencia política de los ciudadanos españoles. Hay que llegar a la conclusión de que si no fuera porque la gestión económica de nuestros políticos es penosa o porque la presión fiscal, el paro o el cierre de empresas puede hacerse insoportable, los contribuyentes y votantes ‘pasarían’ olímpicamente de la política y de los políticos.

Es de suponer que en las sedes de los dos partidos mayoritarios preocupe esa indiferencia, con la que los valencianos contemplan la situación azarosa de los populares y de la que, al parecer, el PSOE no se está beneficiando. Hasta es posible que en el PP se vean con inquietud las dificultades de Mariano Rajoy para rentabilizar la mala gestión del Gobierno. Pero nos tememos que de ahí no van a pasar ni unos ni otros, obsesionados como están con las urnas.

No sería malo que, los unos y los otros, reflexionaran sobre el desencanto que su actuación pública provoca en los españoles. Que se pararan a pensar que hacer política, hacer oposición o gobernar es algo más que gobernar para mantenerse en el poder, hacer oposición para llegar al poder o que estar en política consiste solamente en hacer campaña electoral a base de declaraciones mitineras.

 
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