La Marsellesa y poco más

Pasados los ecos y las emociones que para todos supuso ver a los parisinos entonando la Marsellesa mientras salían del estadio de Saint Denis o la sesión de las cámaras francesas con los diputados, de todas las formaciones políticas, cantando el himno e incluso el ejemplo que dieron los británicos en el partido jugado en Londres, hay que constatar, no sin un cierto desasosiego, que todo se ha quedado en pésames, repulsas, denuncias y poco más.

Europa ha vuelto a mostrar su falta de verdadera unión. Lo de ‘europea’ puede valer, pero en lo de ‘unión’ deja mucho que desear. Todos los países, incluida España, se han quedado mirando para otro lado apenas han sonado los últimos compases de la Marsellesa. Todo son reuniones, declaraciones altisonantes y negociaciones, pero es evidente que hay intereses- sino encontrados- sí distintos, y cada uno defiende su parcela.

Esa realidad no significa algo necesariamente negativo, supone simplemente que una Europa unida, con una sola voz, no es tan fácil de conseguir. Los ejemplos son múltiples. Ha ocurrido con la crisis económica, con el problema de los refugiados, incluso con los productos agrícolas etc. etc..

Por si fuera poco Obama tampoco está por la labor y los Estados Unidos hacen la guerra por su cuenta; y que nadie olvide que la alianza de Rusia con Francia, se debe a lo ocurrido con el avión derribado por los terroristas, y poco más.

Tampoco España está en disposición de ir más allá de las declaraciones y de las condenas. Nadie piensa que en la actual situación política el gobierno de Mariano Rajoy –u otro cualquiera que estuviera en La Moncloa- se atrevería, por ejemplo, a mandar tropas a Siria.

Así las cosas habrá que preguntarse si Europa, la Unión Europea, es realmente lo que nos dicen que es los funcionarios de Bruselas.

Los británicos respondieron a esa pregunta hace tiempo.