Navidades Blancas

Igual que nunca llueve a gusto de todos, tampoco nieva a gusto de todos y mientras los esquiadores se lo pasan pipa y los niños hacen muñecos de nieve y algunos juegan a Bing Crosby, 10.000 ciudadanos se quedan bloqueados por la nieve en las carreteras de la provincia de Burgos. Pueblos aislados, puertos cerrados y carreteras secundarias intransitables. Es la estampa navideña. Son las navidades blancas. Lo de pueblos aislados, carreteras secundarias sin paso y puertos cerrados es bastante normal. Lo que no es normal -a no ser que llamemos normal lo que ocure un año sí y otro también- es que se bloquee una carretera nacional y una autopista de peaje y que nadie diga nada y que nadie resuelva nada. Son los alcaldes de los pueblos aledaños los que resuelven la situación alojando a los damnificados en los polideportivos e incluso en casas particulares. Ahora vendrán las discusiones y eso tan divertido de los políticos de las "responsabilidades políticas". Ya verán ustedes cómo en cuanto vuelvan de vacaciones montan una batalla de bolas de nieve en la Carrera de San Jerónimo.

Usted paga el peaje, nadie le dice nada y a los 30 o 40 kilómetros se encuentra bloqueado.

La correspondiente Dirección General, esa que pone los carteles de "retenciones" cuando usted lleva parado una hora, la que le avisa que hay hielo cuando ha derrapado, la que le dice que no use las carreteras cuando usted tiene que viajar, la que alerta de 24 millones de desplazamientos -que ya me dirán ustedes cómo se enteran-, la que dice que hay más agentes de los que en realidad hay, la que hace pruebas de alcohol y no de drogas, esa Dirección General dirá ahora que ya se advirtió a los ciudadanos que no se desplazaran por carretera. Pues para ese viaje -no es broma- no hacen falta alforjas

Hay lugareños que afirman no haber visto en todo el domingo una máquina quitanieves, y las que hay no habrán podido pasar en medio de las retenciones masivas. A eso se le llama caos y está provocado por la nieve -dicen que la mayor nevada en los últimos 40 años- y por una falta de previsión, de maquinaria, de quitanieves, de palas o de gorritos para las orejas. Es lo mismo. Las excusas estarán ahí mientras no se supriman las causas. La única causa que no se puede suprimir es la nieve, pero hay que contar con ella y poner remedio. Y... hasta el año que viene, que ocurrirá lo mismo, o hasta la próxima nevada más o menos copiosa.

 
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