Santo varón

Era una de las ‘cuchufletas’ del añorado Luis Sánchez Polak, aquel gran humorista del absurdo que se llamaba simplemente ‘Tip’. Luis tomaba un personaje, real o ficticio, y elaboraba una biografía disparatada, como todo lo suyo hilarante, que siempre acababa con aquello de ‘santo varón’.

Las informaciones y reseñas que los medios han publicado en torno a la intervención del ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, bien pudieran haber acabado con la coletilla de ‘Tip’: santo varón.

Porque tiene mucho mérito haber estado seis años en tan alta responsabilidad financiera y económica y haber pasado por uno de los despachos más importantes de nuestro sistema bancario y haberlo hecho como el rayo de sol a través del cristal, sin romperlo ni mancharlo. Santo varón.

Este santo varón de la conocida saga, nos ha explicado que todo lo hizo bien, que no hay nada que hiciera medianamente mal, que no tuvo una sola equivocación en su gestión y que después de seis años en el despacho, todos los males de nuestro sistema bancario se derivan de los siete meses de gestión desastrosa del gobierno de Mariano Rajoy. Y eso que Fernández Ordóñez, en atención a la situación que atravesamos, calla muchas cosas. Santo varón.

Porque, al parecer, lo que ocurría en las cajas y que era de dominio público, las indemnizaciones –menos de dominio público- de los prebostes dimitidos o ‘marchados’, los préstamos a lo loco, la financiación de los aeropuertos, las gestiones imposibles de justificar, las fusiones obligadas o sugeridas y todo lo que ocurría, no eran de la incumbencia del señor gobernador.

¿Y qué decir de los siete meses del señor Rajoy? No se recuerda nada más desastroso en la historia de nuestra banca. Fue abandonar Fernández Ordóñez el despacho de la Plaza de Cibeles y hundirse nuestro sistema financiero presa de la falta de confianza. La marcha de Rato un despropósito, la subida de la famosa ‘prima’ una consecuencia de esos meses, las actuaciones de los gobiernos extranjeros, de las agencias de calificación, de los mercados etc. nada tienen que ver con los seis años anteriores ni con el desplome de las cajas, entre otras bagatelas, todo es fruto de la gestión del gobierno del Partido Popular. Y además de todo eso la frase final del ‘si yo hablara’. Santo varón.

Además de toda su maravillosa, impoluta y virginal gestión lo que más hay que agradecer al señor Fernández Ordóñez es que no pida perdón, incluido el obligado a la Santa Inquisición. Porque eso de pedir perdón se ha convertido en un verdadero ‘coñazo’. Todos piden perdón y además los corifeos lo cacarean. Lo que dijo o lo que ha hecho es censurable, pero ya ha pedido perdón y eso le honra. Y aquí paz y después gloria.

Con decirles que hasta pide perdón la señora Munar por decir que los corruptos no tendrían que ir a la cárcel y la señora Fabra por el ‘que se jodan’ (que, por cierto, a estas alturas seguimos sin saber a quién o a quienes iba dirigido).

 
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