La Semana: Luto en España por la víctimas del incendio, mientras Zapatero reparte esparadrapo y amenaza huracán

La tristeza por los muertos del incendio de Guadalajara protagoniza la semana. Eran personas dedicadas a defender a los demás y, precisamente por eso, sus muertes adquieren una dimensión entrañable que nos tiene a todos llenos de tristeza y de impotencia.

Carod estuvo en la Moncloa y nadie sabe qué tajada sacó, aunque es seguro que la sacó. De momento es una tajada envuelta en esparadrapo, el mismo que empleó Rodríguez Zapatero para poner en las bocas de sus compañeros de partido. Lo que pasa es que mucho de esos compañeros de partido se quitaron la mordaza de un tirón y en septiembre se va a oír de todo. En Ferraz y lejos de Ferraz.

Chaves se rebela, Rodríguez Ibarra se rebela, Alfonso Guerra ejerce su maestría y Bono dice las cosas que siempre ha dicho dentro o fuera del Gobierno. Frente a eso, las "melifluosidades" del Presidente del Gobierno suenan cada vez más hueco y en Ferraz corren unos vientos que en septiembre, con las mareas del País Vasco, se pueden convertir en huracanados.

En la acera de enfrente -dicho sea con perdón- también corren vientos impetuosos. Mariano Rajoy pone cataplasmas de proyectos en las voluptuosidades de Piqué y en las inquietudes de Zaplana y de Acebes. ¿Serán suficientes?

El Estatut está ahí, como un fantasma amenazante. Es curioso que Rodríguez Zapatero pida a su gente "rigor intelectual" mientras el Conseller  Jefe de la Generalitat, Bargalló -eminente filólogo castellano- declara paladinamente que "nación y nacionalidad son sinónimos". Ni Puigcercós -el tonto inútil en sus mejores tiempos-, ni Tardá -Bigote Arrocet- en uno de sus arrebatos, han sido tan profesorales.

Rajoy se pasea por la reja de la Casa Blanca y a Rodríguez Zapatero se le atraganta el arroz tres delicias. El desayuno tejano de Rajoy dejó sin habla a los fontaneros de La Moncloa. Y es que en cuanto se descuiden va para dos años la sordera del "séptimo de caballería" de Bush, con la bandera de las barras y las estrellas en cabeza y el Presidente del Gobierno sin levantar el trasero de la silla...

Doña Pilar Manjón -la madre de todas las madres- veta medios de comunicación en sus intervenciones universitarias y nadie dice nada. Son los adelantos de la democracia mediática.

Una semana de broncas. Y como no podía ser menos en la casa del señor Marín son las más sonadas. Luego se descuelga con una carta de disculpas dirigidas a los ciudadanos y con una filípica -¿y van?- a sus señorías para que sean buenos y benéficos y para que no den una imagen tan deplorable como la de Hernando y Rubalcaba con once cadáveres de cuerpo presente.

Bronca entre la Autonomía de doña Esperanza Aguirre y Hacienda por unos milloncejos de nada, que el erario quiere birlar a Madrid.

 

Y bronca en el Ayuntamiento por los malos modos de la autoridad con doña Inés Sabanés. Mientras, entre pelea y pelea con los guardias, la oposición quiere reprobar a doña Ana Botella Y es que el calor propicia las broncas.

Broncas en sordina las que sigue protagonizando Piqué, que sigue incordiando, nadando en las aguas de Génova y guardando la ropa en la Barceloneta, o sea, al revés.

Don Alberto Ruiz Gallardón, se saca de la manga "el huevo de colón" y en la remodelación de la plaza madrileña dedicada al descubridor, corre la estatua del Almirante y en su lugar coloca un edificio en forma de huevo. Por ingenio que no quede.

Ya está Robinho en el Real Madrid y el equipo en China compartiendo el arroz tres delicias. Sí, ese que le sentó mal a Rodríguez Zapatero al ver a Rajoy por los aledaños de la Casa Blanca.

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