La Semana. Siete días de sainete a cuenta de los despropósitos de unos políticos que no nos dan tregua

Dice un amigo mío que la situación política actual de esta España nuestra la coge el llorado maestro Guerrero y hace la mejor zarzuela de su vida. Y la verdad es que algo de sainete tiene todo esto que nos está pasando. Asistimos a una serie de despropósitos que va desde la manoseada y requetesobada tregua de ETA, hasta los gritos cacofónicos de la Vicepresidenta del Gobierno en pleno Congreso de los Diputados -que igual fueron consecuencia de su visita a la cárcel acompañada de Gemma Nierga-, y pasan por las declaraciones del señor Ibarretxe, que ahora amplía su plan a lo del “pájaro en la jaula” y el bolo leonés o el adelanto horario de un partido del Barça a causa de un acto político de la Ezquerra. Dicen fuentes muy próximas a la cúpula del Partido Popular cuando se les pregunta por lo de las firmas, que se esperaban, más o menos, doce millones, “los diez nuestros y dos más de ellos”. Si eso no es un despropósito, que venga Dios y lo vea. Sólo de despropósito se puede calificar que el Presidente del Gobierno siga en sus trece y nos cuente eso del principio del fin o el fin del principio o la historia de las treguas mediopensionistas, mientras la banda terrorista sigue poniendo bombas y acorralando a los empresarios vascos. Cuando el periodista escribe para toda una semana se puede pillar los dedos y cuando el lector llegue a este párrafo ya se haya producido la tregua de ETA, pero eso no quita para que el despropósito sea mayúsculo. El señor Caldera se equivoca de botón a la hora de votar y la votación se convierte en un fiasco. Decía Emilio Romero, aquel gran periodista (con sus cosas, pero gran periodista) a propósito de un Gobierno de los de la transición que “estos chicos tienen que aprender a tocar el timbre”. Pues el Ministro Caldera, ni eso. El señor Fornesa invita a comer a don José Luis Rodríguez Zapatero y al señor Montilla y se monta el pollo —con perdón- que con la que está cayendo podrían haber pospuesto la invitación, sobre todo cuando el señor Pizarro amenaza a los “opantes” con digestiones pesadas y difíciles. Porque hay invitaciones que matan. Pongo por ejemplo esa encerrona ecuestre que le preparó el señor Piqué a su Presidente de partido. Eso de don Mariano Rajoy pidiendo perdón al empresariado catalán es como para introducirlo “por error” en uno de esos telediarios que se montan —nunca mejor dicho- en Torrespaña a base de imágenes de don Mariano trufadas de bestialidades bélicas. SS.AA.RR. Los Príncipes de Asturias se “fajan” en el Congreso de las Víctimas del Terrorismo celebrado en Valencia, mientras el Presidente del Gobierno mira para otro lado y don Gregorio Peces Barba anuncia que se va para el verano (que tampoco se explica uno ese afán de irse tan tarde, como no sea para cobrar la paga extraordinaria). Fue un despropósito la creación del “encarguito”, un despropósito el nombramiento y ahora es otro despropósito la marcha, de cuyas razones no nos vamos a enterar nunca. Doña Carmen Calvo se va a hacer cultura a Pekín y el señor Moratinos hace patria en países americanos. Y, en Argentina, nuestras empresas no parece que estén atravesando su mejor momento. Mientras los separatistas vascos quieren anexionarse Navarra, suenan las bombas en Urdax y, aunque nadie les discute el carácter vascongado de Vizcaya, también suenan las bombas en Bilbao. La verdad es que si no se ponen bombas es imposible dejar de poner bombas y, entonces, lo de la tregua se pone más complicado. El lehendakari diría “parlamentarios y parlamentarias”, pero esta vez sólo han sido las parlamentarias de Vitoria las que han salido en defensa de la paz en Euskadi pero, como todo está tan revuelto, el Partido Socialista se desmarca y la cosa se queda en mero testimonio. Doña Trinidad Jiménez dice que la única candidata “soy yo”. Pero después, no le parece demasiado mal el señor Zerolo para ocupar la Casa de la Villa o el palacio de la Plaza de Cibeles. Claro que también se habla de don José Bono, que no sería mal candidato ahora que promociona los chorizos de Cantimpalos. Y sube el tabaco y uno, ingenuo, se sienta impenitente ante las pantallas de los informativos para ver las alegrías de los estanqueros ahora que pueden cobrar más caro lo que compraron más barato. No todo iban a ser despropósitos, y el señor Vázquez se nos va al Vaticano a representarnos. Buen representante aunque no sabemos lo que dirán los coruñeses que le votaban una y otra vez, ni los socialistas gallegos que ven en el aire la alcaldía de la ciudad de María Pita.

 
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