Yes, we can

Deslealtades aparte, el discurso de Artur Mas en Nueva York es una obra maestra de la demagogia más vulgar. Aunque las doscientas personas que le escuchaban eran, en su mayoría, españoles o de origen español, el político catalán apeló a todos los tópicos que se supone tocan la fibra de los americanos. Desde citas a Obama, a letras de himnos, pasando por citas a la constitución de los Estados Unidos o alusiones a los ‘padres’ de la nación, hubo de todo.

Sin que faltara un cierto tono lacrimoso y pedigüeño, en la línea victimista de siempre, hay que señalar una serie de falsedades y tergiversaciones.

Por ejemplo, es curioso que se apele a los orígenes de Cataluña sin mencionar ni una sola vez la Corona de Aragón; hablar de democracia joven para referirse a la nación española es una falacia; intentar encandilar a los americanos hablando de que Cataluña es un buen vecino que da seguridad y estabilidad en el Mediterráneo es una humorada.

No sabemos qué pensarían los ciudadanos americanos si alguien, por ejemplo el Gobierno de España, les explicara que el señor Mas es el representante del Estado español en Cataluña y que lo es porque lo dice la Constitución de esa joven democracia que, según Mas, tiene reminiscencias antidemocráticas.

Como ya es habitual, el presidente de la Generalitat de Cataluña huye hacia adelante, intenta ganar tiempo, a base de falsedades, demagogia, y medias verdades. Si no son de recibo sus actitudes dentro de la política española, mucho menos lo son cuando juega a estadista en el exterior. Ni es leal con España ni lo es con Cataluña, aunque parta de la base, falsa a todas luces, de que él es Cataluña y de que él representa a la totalidad de los catalanes.

Hay que reconocer que lo mejor del discurso de Mas en Nueva York fue su inglés.

 
Comentarios