ZP sigue ‘divino de la muerte’. Blanco pasa a los hechos. Llamazares baja del Sinaí y Rajoy nos acostumbrará a plantar árboles

Zapatero está encantado de ‘su economía’. Se ve a sí mismo ‘divino de la muerte’ –con autorización del doctor Montes. Blanco amenaza con pasar a los hechos en materia eclesiástica y, como él es tan católico, pues puede ocurrir una desgracia. Y, ya en plan religioso, Llamazares baja del Sinaí con las tablas de su decálogo en la mano, no en piedra sino en macramé modelo escudo Pernando Barrena.

Menos mal que a Rajoy le ha dado por la cosa costumbrista y nos va a poner a plantar árboles. Pero a muchos españoles -y muchos árboles por barba- porque quinientos millones son muchos millones.

Y así sigue la campaña electoral, que eso de que dura 15 días no se lo cree ni el legislador que hizo nuestra malhadada Ley Electoral. Y es que quien manda, manda y quien tiene los votos hace con ellos lo que quiere.

Véase por ejemplo a Carod Rovira que tiene más votos que Hillary y Obama juntos –en Sant Boi, se entiende- y los aprovecha para hacer un ‘remake’ de ‘Por quién doblan las campanas’. Ahora, los curas, por si no tuvieran bastante con cumplir los mandamientos de Llamazares y poner en práctica los consejos homiléticos de José Blanco, tienen que dedicarse al papeleo de pedir permiso a los alcaldes para tocar las campanas de sus parroquias. Vale, mientras que no les obliguen a poner junto al altar de Sant Jordi la foto de Carod Rovira en Jerusalén. Pero que nadie lo descarte.

Por ejemplo, Maribel Montaño que es esa diputada a la que todo el mundo conoce por sus innumerables intervenciones parlamentarias, aboga porque las monjas ingresen en la Conferencia Episcopal. Pues es una idea. Como es muy atinado el juicio de Carmen Chacón cuando afirma saber a quienes votarían los católicos para dirigir la Conferencia Episcopal. Y es que los obispos están dando mucho juego al Partido Socialista. Hasta Rodríguez Zapatero aprovecha la ocasión y apunta con el dedo al Nuncio para que se pueda poner un pie de foto hablando de que le está regañando. Que igual le está regañando, que diciéndole que el caldito con un chorrito de jerez o que tiene una mota de polvo en la sotana.

Y es que los obispos se meten dónde nadie les llama y dicen a quien no hay que votar. Mal hecho porque para eso no está la CEE (Conferencia Episcopal Española) sino el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) cuyo presidente invita a sus empleados a votar por el Partido Socialista. Eso es entrar en razón y ejercer el derecho a la libre expresión política y no lo de los obispos.

Los idus de marzo se acercan. Y las frases rodean por todas partes a los votantes. La ventaja es que son frases reversibles. Valen para un roto y para un descosido. Eso debe de ser la libertad en democracia, que cada uno coja la frase por donde le apetezca. Por ejemplo, dice Rodríguez Zapatero: ‘El PP está cada vez más a la derecha, siguiendo posiciones radicales que nos quieren retrotraer a tiempos de oscurantismo y dominación’.Cursilerías aparte, ustedes toman la frase y cambian eso de ‘más a la derecha’ por ‘más a la izquierda’ y le hubiera valido a Rajoy.

Otra: dice Zapatero ‘Rajoy no puede gobernar la pluralidad en su propio partido’. Lo cambiamos por ‘Rodríguez Zapatero no puede gobernar la pluralidad en su propio partido’ y, aparte de ser una solemne memez, nadie lo notaría.

Si estas frases son reversibles no pasa lo mismo con las relaciones entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruíz Gallardón. Pero ¿tuvieron relaciones alguna vez? Qué distanciamiento, qué miradas, qué frialdad. Es la frialdad de la cuaresma, la sequedad del arenque, la mirada de Bogart a Ingrid Bergman en ‘Casablanca’ cuando se siente traicionado. Y es que de los besos al simple apretón de manos se pasa en menos que se entierra una sardina.

 

Ahora toca emigración. Rajoy ha destapado el frasco de las esencias -léase costumbres-, sus correligionarios –léase Arias Cañete- no han estado nada acertados al glosar las palabras del líder y los prebostes del Partido Socialista se han tirado a la yugular de las gentes xenófobas, hasta decir basta, de la derecha extrema que pretende gobernarnos.

Las cosas en política cambian poco. Aquí el único que cambia es el ministro de Sanidad. Y es que como Bernat Soria es un investigador, siempre está innovando. Ahora nos cambia a los españoles el ‘chip’ de los piropos. Donde antes se decía ‘señora estupenda’ ahora hay que decir ‘señora diábolo’ y cuando se calificaba a una señorita de ‘cielo mío’ ahora hay que decir ‘campana mía’.

¡Qué cosas! Menos mal que, gracias a Rodríguez Zapatero, los españoles tenemos ‘motivos para creer’.

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