Zapatero y Rajoy rompen su idilio de amor, Gotzone Mora agota su paciencia y el “mal rollo” se apodera de la vida política

Se les acabó el amor. Claro que nunca habíamos gozado de un idilio como Dios manda, ni de besos de tornillo, ni de miradas a las ojos made in Blanco. Todo lo más Rajoy y Zapatero habían hecho manitas a la puerta de La Moncloa y, además, con una legión de fotógrafos delante, y eso debe de dar corte a los enamorados.   Hay quien dice que a Rajoy le ha costado mucho decirle a Zapatero ahí te quedas, pero que le han podido las presiones internas de su partido, por más que él diga que no.   Parece claro que ambos líderes están soportando críticas internas que cada vez son menos en voz baja y ya comienzan a ser de dominio público. Dos líneas duras en cada formación. Unos, los socialistas, no ven con buenos ojos tantas concesiones a los terroristas y otros, los populares, piden dureza en el ejercicio de la oposición.   Los dos líderes se debaten entre dos aguas y se nota. Rodríguez Zapatero ha ido demasiado lejos en demasiadas cosas y la marcha atrás no le funciona todo lo bien que debiera a pesar de las humildades –fingidas o no- de Blanco pidiendo disculpas. Esas disculpas suenan a las del tensita cuya bola da en la red y pasa al campo del adversario sin que este pueda responderla. El que pide disculpas está encantado de que la bola haya entrado.   La negociación con ETA ya es una realidad social que, según dice el Vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, hay que tener en cuenta. Pues nada, aquí, a base de realidades, nos vamos a encontrar con una realidad que va a ser como el monstruo de Frankenstein.   El calor afectó a sus señorías y perdieron la compostura en el hemiciclo. Ya no es solamente Martínez Pujalte -que después de su expulsión está más sosegado-, ahora son muchos los que siguen su ejemplo y llenan de denuestos al Presidente del Gobierno cada vez que dice eso de que no hay negociación política en el dialogo político con las fuerzas políticamente ilegalizadas pero que son interlocutores fundamentales en el proceso de paz que se ha iniciado, pero que sólo comenzará cuando la ETA entregue las armas, no sin que antes Batasuna haya condenado la violencia -o algo parecido-. Entonces, va, y se arma, y Marín tiene que ganarse el sueldo. Un espectáculo.   Si estaría rara la cosa que hasta Rodríguez Zapatero votó en contra de las propuestas de su partido en relación a las conclusiones del Debate de la semana pasada. Ya lo dice mi portero: un día vamos a tener una desgracia.   Y luego aparece Gotzone Mora en la tribuna de invitados y, sin quitarse el carnet del PSOE de la boca, la pregunta al Presidente: Tú, ¿en nombre de quién hablas? Y, claro, hay que expulsarla de la sesión parlamentaria. Eso sí, con una ovación de despedida –por parte de los escaños populares- que ya la hubiera querido Ponce en las Ventas la pasada Feria de San Isidro.   Hay “mal rollo” y hasta Piqué pierde la compostura y se lía a mamporros verbales con los disidentes y a Arcadi Espada le llegan los mamporros de verdad y Maragall se asoma al balcón del Palacio de la Generalitat y cuando va a decir aquello de yo sigo se le aparece el espectro de Maciá y se tiene que meter corriendo porque alguien le está moviendo el sillón de “Honorable”.   Montilla –a la chita callando- ha trazado un perfil del que, según su opinión, sería el Presidente de la Generalitat ideal para los próximos años y -¡oh sorpresa!- coincide con el suyo propio. Son casualidades de estos políticos que se dedican a estudiar perfiles.   Y es que en Cataluña las cosas están raras. Y no es para menos cuando Manuela de Madre confiesa paladinamente que es una bruja. Por menos se quemaba a la gente en el Medievo. Y, ahora, a ver quién es el valiente que hace pactos de gobierno con una bruja.   El que no se deja mover el sillón es Ruiz Gallardón, que ya ha anunciado que será el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Madrid. O, lo que es lo mismo, que de momento no aspira a la Moncloa. Tranquilos. El Alcalde de Madrid libra su particular batalla mediática que, cuando menos, es desagradable.   Y todo este mal rollo político culmina cuando la Encuesta Social Europea nos dice que de cada diez españoles sólo a tres les interesa la política. Un trago.   Comienza el mundial y la semana volvió a registrar una nueva victoria de la selección de Luis Aragonés. Ya son 22 partidos sin perder. Todo un record. Y es que esa forma de jugar al despiste tan propia de Aragonés da sus frutos. El problema es que tiene despistados a todos y, aunque sonría con suficiencia, la sensación que hay es que no tiene la más mínima idea de qué hacer con los muchachos que se ha llevado a Alemania. Que, visto lo visto, ya parece un triunfo pasar la primera fase.   Es de esperar que el Mundial rebaje la tensión política. Ya verán ustedes cómo se publica alguna foto de sus señorías viendo, todos juntos, un partido de la selección en los salones de la Carrera de San Jerónimo. Y es que el fútbol -y más si el seleccionador nacional es Luis Aragonés- une mucho, incluso a los políticos.   Ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas.

 
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