Zapatero –es mentira que improvisa- está de subidón, como Berlusconi pero con IVA

Blanco siempre tiene razón. Y no será porque no nos lo advirtió este verano. Pero como estábamos acostumbrados a sus salidas de pata de banco cuando ejercía de Leire Pajín -¿o era al revés?-. Pues hubo sus dudas. Dudas que ha despejado Rodríguez Zapatero –es mentira que improvisa- nada más y nada menos que en Cerdeña, mientras Berlusconi piropeaba a nuestras ministras aludiendo a su paisano Giacomo Casanova. Para Zapatero –es mentira que improvisa- estuvo bien.

Y a lo que estamos: el IVA, el tabaco, la gasolina… O sea, a los que más tienen, que para eso estamos en lo de las políticas sociales. A partir de ahora sólo fumarán los ricos y pondrán gasolina los pudientes. Lógicamente sólo se venderán los puros más caros y en las gasolineras serán los chóferes y los mayordomos quienes se bajen a llenar el depósito del Rolls. ¿Y los demás?  Pues a lo del coche eléctrico ese que han inventado entre  Miguel Sebastián y Alberto Ruíz Gallardón. Que total es un precio de nada -50.000 euros, dicen- y además hay que contar con que los cientos de miles de coches eléctricos que en nada de tiempo van a poblar Madrid, van a estar exentos de pagar el aparcamiento a Ruíz Gallardón. Que ante la avalancha de eléctricos que se avecina, las arcas municipales se van a quedar en nada.

Demagogias aparte, Zapatero –es mentira que improvisa- está de subidón. Pero de un subidón grande que va a suponer bastante más dinero del que se dice y que tendrá que salir de nuestros bolsillos, entre otras cosas porque en cuanto se toca, por ejemplo, la gasolina, las subidas son en cascada.

Alguien en el debate del Congreso dijo que el Presidente del Gobierno –es mentira que improvisa- era como Robin Hood, que le quitaba el dinero a los ricos para dárselo a los pobres. Pues no es verdad. La política de subida de impuestos de Zapatero –es mentira que improvisa- consiste en quitar el dinero a todos, incluidos los pobres, para dárselo a los pobres. Bueno, a algunos pobres.

Y es que hay pobres y pobres igual que hay madres y madres. Ya se sabe que madre no hay más que una. Bueno, pues le ha ido a tocar a Leire Pajín. Imagino que las relaciones madre-hija serán razonablemente normales pero lo que son las relaciones jefa del PSOE-militante-o militanta- no es que estén en su mejor momento. Sea o no sea verdad lo del teatro que dicen que están haciendo los socialistas, el sofocón a la hija por lo que está haciendo la madre no se lo va a quitar nadie, y mientras se sustancia o no la posible teatralidad de los ediles socialistas en Benidorm, a ver cómo impone su autoridad Leire Pajín en otros campos del socialismo español. Todo eso contando con la autoridad sobrevenida de lo de levantar el puño en Rodiezmo.

Los padres, la autoridad paterna y no digamos nada la autoridad de los hijos se nos está quedando en nada. Tanto es así que cuando una niña quiera abortar, nada de consultar a los padres –que luego te salen rana o tránsfugas- se consulta al primer adulto que pase y se soluciona el problema. A lo mejor por eso Bibiana Aído también levantaba el puño en Rodiezmo.

Pero allí el que triunfó un año más fue Alfonso Guerra con el chiste de los chorizos y las butifarras de Valencia. Y es que el ex, de chorizos sabe un rato, aunque no sean castellanos sino más bien tirando a orillas del Betis. Lo que hacen los socialistas cada año en Rodiezmo con Alfonso Guerra es lo que dice Alonso que hay que hacer con Baltasar Garzón: ‘ponerlo en valor’. Eso de poner en valor no se sabe muy bien lo que es, a no ser que quiera decir que hay que tener valor para ser hermano de sus hermanos y hablar de chorizos.

Pero siempre se aprende. Seguro que son muchos los socialistas –incluso como Leire, hijos de socialistas- que gracias a lo del puño en alto y gracias al diputado Tomás Mora, se han enterado de lo de Stalin y el seminario. ‘Cuando Pablo Iglesias levantaba el puño, Stalin no había entrado en el seminario’. O sea, que entre Stalin y Pablo Iglesias, en aquellos años hubieran molestado un montón a Mariano Rajoy.

Y mientras unos entran en el seminario, otros salen del PSOE. La fiebre les ha entrado a los ex ministros y esto es como las cerezas, uno detrás de otro. ¿Por qué será?

 
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