La afición de los políticos a la historia

Hasta cierto punto es normal que los políticos quieran pasar a la historia. Después de un tiempo en el candelero y siendo aclamados o incluso vituperados por los ciudadanos su sentido de la propia persona tiende a que se trasciendan a sí mismos y piensen que son susceptibles de engrosar las páginas de los libros de historia.

Una muestra de ello es la proliferación de las memorias cuando muchas de ellas tienen poco sentido por su nulo bagaje. Un político más o menos normal –dentro de lo que cabe- escribe sus memorias al final de su vida pública y cuenta lo que ha hecho en una larga trayectoria. Un político más al uso escribe sus memorias a los diez minutos de haber abandonado un cargo e incluso cuando le queda toda una vida por delante. Las cosas se hacen al revés. Las memorias hacen al hombre cuando debería ser el hombre el que hiciera a las memorias.

Lo mismo pasa con los 'hechos históricos'. Hay demasiados y se dan con demasiada frecuencia. Basta que se corte una cinta en una inauguración o se descorra la cortinilla de una placa para que el político enfatice en sus declaraciones y afirme que estamos ante un hecho histórico.

Muchos piensan que se equivocan. En primer lugar la historia y el juicio que merezcan los acontecimientos, requiere una perspectiva y no tolera bien la inmediatez; y en segundo lugar hay demasiados contemporáneos que pueden opinar de forma distinta.

En eso la política se asemeja al fútbol. Hay un cierto hartazgo de partidos del siglo y eso rebaja mucho las categorías.

Y a los políticos les pasa lo que a los árbitros. A los colegiados les entontece que cien mil espectadores, sea para aplaudirles –en pocas ocasiones dicho sea de paso- o para pitarles, estén pendientes de ellos, que al fin y al cabo son unos señores que corretean en pantalón corto.

Pues igual los políticos. Les chifla que las multitudes les aclamen o los vituperen en sus actuaciones públicas a las que en muchas ocasiones acuden, cual árbitros de la cosa pública, en pantalón corto mental.

 
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