El ahorro en las iluminaciones navideñas

Es sólo una idea pero creo que se podría haber ahorrado dinero en las iluminaciones navideñas de Madrid si hubiera habido sinergias entre el Ayuntamiento de don Alberto Ruiz Gallardón y de doña Alicia Moreno, y el Ministerio de Sanidad de doña Elena Salgado. Se trata de un ahorro en escritores y, sobre todo, en creativos. Veamos: se ha pagado una pasta a doña Eva Lootz por el feliz hallazgo de copiar el diccionario, agitar la copia y dejar caer una serie de palabras absurdas e inconexas en las luminarias navideñas del madrileño Paseo de Recoletos. La genio austriaca ha tratado de explicar el "invento", cosa que no es fácil; pero eso es lo de menos. Lo importante es que nos ha costado un dinero, sin contar la energía eléctrica y las abolladuras en los parachoques de los coches que intentan leer las palabras que aluden a la Navidad: serpiente, alegría, regreso, relieve, inútil, pata, linterna, mármol, rabia, mimbre, nido, otra vez, reverso, lujuria, ternura, testigo, urbe, merienda, estupro... y ese dinero que nos ha costado podría haberse ahorrado si las cosas se hubieran hecho bien y coordinadas. El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha la consabida campaña del preservativo y esta vez ya no es el "Póntelo, pónselo", que era antiguo y algo basto. Ahora nos estamos refinando y la campaña -que ustedes habrán visto en varios medios y muy repetida en televisión- se basa en una historia trepidante de vidas cruzadas, de actividad sexual desenfrenada y, claro, eso sólo es sano a base de preservativos. La historia es muy sencillita y no me resisto a transcribirla: Luis y Luisa son una pareja estable, aunque hace unos meses Luis tuvo un lío con Elena, que es la actual novia de Jorge, el amigo íntimo de Ana, íntima de Celia que es la hija del primer matrimonio de Luisa y ex de Jorge y ahora sale con Pedro que hizo la mili con Ernesto, pareja de Mario el primer marido de Luisa que además es vecino de Marta, compañera de trabajo de Luis. Claro, sencillo, ilustrativo y real como la vida misma. Algo que ocurre todos los días y que evidencia por qué hay tanto SIDA en el mundo. Pues esta historieta, tal cual, con dibujos o sin ellos, en colores o en blanco y negro, se coloca en los luminosos de Recoletos, se ahorra un dinero y la austriaca no se hubiera llevado nada por la copia indiscriminada del diccionario. Es sólo una idea pero seguro que para la Navidad próxima se les ocurrirá algo parecido a nuestros probos ediles. Lo que no se solucionará es el problema de ir leyendo mientras se conduce, con lo que los parachoques sufrirían lo mismo y además habría, con esto de la historieta, una dificultad añadida: el que lo fuera leyendo en pleno embotellamiento podría meter la pata y con tal laberinto de líos, de nombres de parejas y de ex, igual le acababa poniendo el preservativo a un agente de la circulación.

 
Comentarios