Por la boca… Gana Díaz, pierde Rajoy

Extrapolables o no, los resultados de las elecciones andaluzas dejan un poso claro de cara a los comicios nacionales. La trayectoria de unos y otros, la manera de enfocar las respectivas campañas y la presencia de los líderes nacionales del Partido Popular y del Partido Socialista, han dado sus resultados, con independencia de los escaños obtenidos por cada uno.

Mientras Susana Díaz hacía una campaña centrada en su persona, en Andalucía y en los andaluces, Juan Manuel Moreno –Génova manda- seguía hablando de cambio y de los logros económicos del Partido Popular.

Mientras Mariano Rajoy se volcaba en mítines y presencias, Pedro Sánchez, se mantenía –o le mantenían- alejado y solamente cruzaba Despeñaperros en dos ocasiones.

Mientras el Partido Popular se presentaba como la única opción para lograr el cambio, tras décadas de gobierno socialista, los socialistas apelaban a su clientela fija y hacían olvidar los Eres y demás corrupciones.

Mientras Susana Díaz se presentaba sola y, además, jugaba con la ambigüedad de su oposición a Pedro Sánchez dentro del partido, Juan Manuel Moreno apenas podía sacudirse el estigma de hombre de Madrid, de candidato de Mariano Rajoy y de monaguillo de Génova.

Y el resultado está a la vista. Mientras el Partido Popular sufre una sangría, más que grave, en el número de escaños, los socialistas mantienen los suyos aunque hayan perdido votos.

Y ha ganado Susana Díaz, sin el ‘apoyo’ de Madrid, ella solita. Y ha perdido Mariano Rajoy porque nadie, medianamente objetivo, puede culpar a Juan Manuel Moreno de la derrota del Partido Popular. Susana Díaz ha ganado sin Pedro Sánchez y Mariano Rajoy ha perdido a pesar del gran esfuerzo de Juan Manuel Moreno.

Aunque no lo quieran ver, o miren para otro lado los prebostes populares, las elecciones en Andalucía las ha perdido Marino Rajoy, que se sacó de la manga de una secretaria de estado a un candidato que hacía quince años que no pisaba Andalucía y que era, pese a sus años lejanos de concejal en Málaga y diputado en Sevilla, un perfecto desconocido para los andaluces.

Y lo quieran ver o no los prebostes populares, la obsesión económica de Mariano Rajoy, le tiene atado de pies y manos en asuntos políticos que, al parecer, también tienen en cuenta los ciudadanos. Naturalmente que la crisis económica era y es un campo básico para cualquier gobierno, faltaría más, pero de ahí a no ocuparse de nada más y a no hablar de otras cosas, va un abismo; si además los logros económicos se explican mal, el abismo se convierte en pérdida de votos.

 

Después de casi tres años sin salir al ruedo, los ‘expertos’ de Génova han puesto a pasear a Rajoy. Quizás el paseo ha comenzado tarde o, a lo mejor, Andalucía no era la calle más recomendable para lucir el palmito económico o los logros en Europa.

Poco tiempo tiene el Partido Popular para rectificar, aunque Andalucía no sea, desde el punto de vista electoral, el resto de España.

Y, muy posiblemente, Pedro Arriola se esté equivocando casi tanto como las encuestas electorales.

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