Por la boca… El alta competitiva

Vuelven los españoles de la Semana Santa –más o menos vacacional- y se encuentran con lo mismo e incluso con más de lo mismo.

A lo mejor lo que ocurre, lo que está ocurriendo por estos lares, es que Mariano Rajoy tiene el alta médica –léase alta democrática- y no tiene el alta competitiva. Todo pudiera ser.

Las previsiones económicas no son nada competitivas y las políticas menos aún. Ya se le ha acabado la renta de la herencia que le dejó el gobierno de Rodríguez Zapatero y a la vuelta del verano, que ya está ahí, entraremos prácticamente en el ecuador de la legislatura.

Ahora que somos tan aficionados a la historia, a los hitos históricos y a las frases rimbombantes, alguien podría hablar de una legislatura, con mayoría absoluta, de las peor aprovechadas de la historia de nuestra democracia.

Cuando Mariano Rajoy pedía un gobierno fuerte a los electores para arreglar el desaguisado que habían dejado los socialistas, todo el mundo pensaba precisamente eso, que lo iba a arreglar y, sobre todo, que tenía las fórmulas para arreglarlo. Ha resultado que las fórmulas el único que parecía tenerlas en el bolsillo era el ministro Montoro y véanse los resultados. Cada vez más pobres, cada vez más paro, cada vez más impuestos y cada vez más prepotencia. Escasitos.

Pero es que la vertiente política no va mejor. El Estado de las Autonomías sigue sin que nadie le ponga a régimen de adelgazamiento, la justicia sigue ocupándose de la política, los escándalos son los mismos o más grandes, los sindicatos van a lo de siempre y en el gobierno parece que hay más de un ministro en ‘su lugar descanso’.

No solamente es Mariano Rajoy quien no tiene el alta competitiva, hay varios ministros que parece que no están ni convocados y que ven el partido desde la grada comiendo pipas.

Lo que pasa es que antes de que acabe la temporada, o se toman en serio lo del alta competitiva o ni siquiera vamos a tener el alta médica.