Por la boca…Begoña y yo

Pedro Sánchez y Nadia Calviño.

A parte de mostrar en persona la guapura  de “yo” y su donaire sirviendo café, y la empatía de Begoña, no se sabe muy bien que es lo que espera Bolaños sacar de estos ridículos episodios, salvo que sea cosa de Tezanos  “Antes de leerte las encuestas que cocino, será muy útil que hagas un poco el ridículo para que te vean estos señores”.

Seguro que no fue Churchill el que dijo que cuando político se dedica a la propaganda personal está siempre al borde del ridículo, pero si hubiera visto los videos de Sánchez seguro que lo hubiera dicho. ”Begoña y yo hemos compartido un café con mujeres ejecutivas para hablar de la ley de paridad”. O sea una parida más de las que viene perpetrando Sánchez, con Redondo y sin Redondo y con Bolaños o sin Bolaños. Y es que desde aquel episodio de las “gafas voladoras” en el avión, hasta el “Begoña y yo” del café en La Moncloa y aunque no ha pasado demasiado tiempo entre la petanca, el café con la parejita, lo de las bicis o el baloncesto en silla de ruedas, las mujeres del campo y lo que preparen de aquí hasta las lecciones, no es que Sánchez esté rozando el ridículo, es que con lo de la propaganda ha caído de lleno en él.

Claro que un matrimonio, lo llame como lo llame Montero (la de turismo en Nueva York) bien avenido comparte hasta el ridículo, y ahora, Sánchez, hace partícipe del bochorno a su señora.

Y va de la sorpresa al entrar en una biblioteca. Al ridículo con las empresarias en el café conyugal. Que hay que ver lo que sufren las emprendedoras. Llegue usted, sea usted empoderada, tenga una buena  trayectoria profesional, que su empresa vaya bien y todo para acabar tomando café con Begoña y yo.

Y todo pura improvisación y por sorpresa (Begoña que te pases esta tarde por el saloncito gris y ya verás) como  los de la petanca, la parejita feliz del otro café con pastas, los jóvenes en la biblioteca o las campesinas toledanas. Si sería sorpresa lo de las rurales, que ni tiempo tuvo García Page de disfrazarse de lagarterana y hasta una de las lugareñas, informaba que es más guapo en persona (hasta lo rural, llega Tezanos) y entre gritos de entusiasmo, se escuchaba a otra afirmar que no había dormido en toda la noche, por la emoción del encuentro sorpresa del día siguiente.

A parte de mostrar en persona la guapura de “yo” y su donaire sirviendo café, y la empatía de Begoña, no se sabe muy bien que es lo que espera Bolaños sacar de estos ridículos episodios, salvo que sea cosa de Tezanos “Antes de leerte las encuestas que cocino, será muy útil que hagas un poco el ridículo para que te vean estos señores.”

Pero cuando de verdad se les saltaron las lágrimas a los españolitos de a pie, fue cuando Sánchez se levantó del sofá y con toda humildad y una carga más que considerable de feminismo progresista, sirvió el café a las empoderadas, a Begoña y a “yo”.

Lo único que se echó en falta fue a la mismísima Begoña sujetando una pancarta y dando saltitos.

 La carcajada: Dice Rodríguez, la portavoz: “Tiene una agenda muy intensa, muy transformadora. Pero sin duda nunca España ha contado con un presidente con una intensidad en su agenda, como Pedro Sánchez”

 
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