Por la boca… Dicen que no hay vida, pero tienen miedo a “escucharla”

El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

La reacción ante la posibilidad de que una mujer pueda ver en una ecografía el estado en que se encuentra la vida que ha engendrado y pueda escuchar el latido del corazón, solamente demuestra que, quienes defienden el hipotético derecho al aborto, saben perfectamente que están atentando contra una vida humana.

Ahora lo que toca, según Sánchez, es discutir la posibilidad de que las mujeres gestantes en Castilla y León se informen, si lo desean, más y mejor, a través de una ecografía o de la escucha del latido del corazón de su hijo. 

Inmediatamente, los componentes de la coalición socialcomunista y los de los partidos afines, se han lanzado en tromba -tipo mastín- a intentar contrarrestar las medidas a favor de la vida, con la proclamación de unos pretendidos derechos a favor de la muerte.

Y como tienen por costumbre buscan una coartada, y han cargado contra la Iglesia y los curas que, al parecer, son los “inventores” del derecho a la vida y quienes han creado una cultura antiabortista.

Achacar al Papa, a la Iglesia y a los curas, oponerse al aborto sin más motivo que sus intereses, además de ser antiguo y poco original, es una falsedad obra de la mala fe y de la incultura.

Ni los curas, ni las monjas, ni el Papa, han “inventado” nada. La defensa de la vida es un derecho básico en el Derecho Natural y lo único que hace la Iglesia es señalar la existencia de ese Derecho Natural anterior a cualquier derecho positivo. 

Se hace difícil pensar que las “irenesmonteros” y compañeras, consideran delito las agresiones sexuales y las violaciones, porque van contra el sexto mandamiento o que proscriben la violencia física contra la mujer, porque conculca el quinto precepto del Decálogo. Todas esas acciones son intrínsecamente malas y atentan gravemente contra el Derecho Natural y es en eso en lo que se basan las tipificaciones posteriores, por más que las defensoras del aborto quieran obviarlo.

Su reacción ante la posibilidad de que una mujer pueda ver en una ecografía el estado en que se encuentra la vida que ha engendrado y pueda escuchar el latido del corazón, solamente demuestra que, quienes defienden el hipotético derecho al aborto, saben perfectamente que están atentando contra una vida humana.

Con todo, sería un error pensar que la ofensiva desatada responde exclusivamente a una circunstancia electoralista. 

 

La batalla por la vida y la defensa del aborto son, en sus respectivos planteamientos, uno de los pilares fundamentales, junto con la familia y la enseñanza, de cualquier sociedad y, muy concretamente, la batalla por la enseñanza, la familia y el supuesto derecho al aborto, constituyen fundamentos irrenunciables en los componentes de la actual coalición de gobierno y de los partidos que la sustentan, por cuanto son premisas básicas en la transformación de la sociedad, que tienen como objetivo. Que nadie se equivoque, la batalla emprendida desde hace tiempo, va mucho más allá de las elecciones de mayo e incluso de las próximas generales.

Y lógicamente -lógica socialcomunista- la mentira, la tergiversación y la confusión, se ponen a contribución con toda clase de falacias y con Sánchez al frente. Desde el pretendido derecho de las mujeres a abortar y pretender colocarlo por encima del derecho a la vida del no nacido, hasta las informaciones pseudocientíficas a cargo de “médicos expertos” siempre dispuestos a “colaborar” en el negocio, la ofensiva está servida desde hace mucho

Sánchez miente -como siempre y a sabiendas- cuando dice que se intenta quitar a las mujeres la libertad de decidir si quieren ser madres o no quieren ser madres. Miente porque cuando una mujer se plantea abortar, es que ya es madre. Lo que en ese momento está decidiendo, además de acabar con una vida, es si quiere seguir siendo madre o no. Lo que de verdad se dilucida es si una mujer embarazada y que por lo tanto YA es madre, quiere dejar de serlo.

En cualquier caso cuanta más información tenga una mujer en ciertos momentos de su maternidad, es positivo y nadie debería estar en contra de proporcionársela.

Que salgan desaforados especímenes como Armengol a decir que “lo que está pasando es una tortura pública contra las mujeres” sería ridículo y hasta risible sino fuera porque lo que está en juego es el derecho a la vida.

La carcajada: Dice Sánchez en tono mitinero: “La derecha decide qué camino tomar y lo que está claro es que después de lo que hemos conocido en Castilla y León, la derecha sabe qué camino ha tomado y es el que le marca la ultraderecha”

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